Los equipos de rescate de los Cascos Blancos, socorristas voluntarios que operan en las zonas rebeldes de Siria, han denunciado que un ataque del régimen con armas químicas en el último bastión insurgente de Guta Oriental, cerca de Damasco, ha causado decenas de muertos.
Los Cascos Blancos han difundido imágenes en las redes sociales que muestran personas con supuestos síntomas de intoxicación por inhalación de gases, así como varios cadáveres apilados en la noche del sábado al domingo. El Gobierno sirio considera las acusaciones un montaje, del que responsabiliza a los insurgentes islamistas atrincherados de Duma, la principal ciudad del enclave que aún no ha sido reconquistada por el Ejército.
No hay ninguna confirmación independiente del ataque con armamento prohibido. La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, vinculada a la ONU, está investigando la denuncia, según informa la BBC.
“Estas informaciones, si se confirman, son espeluznantes y demandan una respuesta inmediata por parte de la comunidad internacional», ha asegurado la portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Heather Nauert, quien ha reclamado a Moscú que ponga fin “de inmediato” a su “apoyo incondicional” al régimen del presidente Bachar al Asad. “Rusia ha incumplido sus compromisos con la ONU y ha traicionado la Convención sobre Armas Químicas”, advirtió la portavoz diplomática estadounidense.
La agencia oficial de noticias siria, SANA, negó cualquier responsabilidad de las fuerzas sirias en los hechos y aseguró que “las denuncias del uso de la sustancias químicas en Duma son un intento claro de impedir el avance del Ejército”. Las milicias del grupo rebelde “Jaish al Islam están a punto de derrumbarse”, agregó la misma fuente.