No solo se trata de un impedimento en base al shock emocional que vive la población, la imposibilidad también pasa por la seguridad de los escenarios deportivos, los cuales todavía no han sido evaluados a fondo.
El comisionado de Seguridad, Jorge Vinueza, reveló ayer en la mañana detalles del informe que presentó en la tarde durante el Comité Ejecutivo respecto a las valoraciones preliminares del estado de los estadios en los que se juega fútbol de primera y segunda categoría. En su estudio concluyó que el Folke Anderson de Esmeraldas es el más afectado por el sismo.
Mientras que el Jocay de Manta y el Reales Tamarindos de Portoviejo sufrieron daños aparentemente leves que deberán ser analizados mediante un estudio técnico. En Guayaquil, solo el Alberto Spencer presentó desperfectos de importancia. Una residencia adjunta al coloso de las Américas resultó con fisuras. Por ello el comisionado ha dispuesto que se analicen a fondo las instalaciones con ayuda de un ingeniero de estructuras.
Mientras que en la serranía los escenarios resultaron casi ilesos. Dejando claro que serán determinantes los resultados de estos estudios en las edificaciones deportivas para reiniciar el torneo nacional, Vinueza comentó que en el criterio expresado en su informe preliminar no recomienda que el campeonato se retome este fin de semana.
Como primer punto considera el decreto de estado de excepción que rige en el país e impide desarrollar eventos públicos. En segundo lugar establece que el estado emocional de los jugadores del balompié manabita -muchos de ellos no están entrenando- y la psicosis de la población respecto al siniestro hará imposible la realización de un espectáculo.
Su tercer criterio se basa en la concentración del personal policial en la zona de desastre. “Hay que considerar que la Policía Nacional, que nos brinda seguridad en los estadios, está absorbida en las labores de ayuda, en las áreas del siniestro. Nos resta la posibilidad de tener las mismas condiciones de seguridad en los escenarios”.
Un pedido que enervó a la afición
Hay pretensiones de uno o varios directivos del fútbol nacional que buscan impulsar el reinicio de la competencia lo más pronto posible, pero el estado de excepción tiene fecha indefinida. Además de esto el Ministerio del Deporte declaró suspendidos los eventos de toda disciplina hasta el próximo 2 de mayo a través de un comunicado firmado por el director de la cartera de Estado, Jorge Troncoso.
La postura del presidente de la Ecuafútbol, Carlos Villacís, fue radical y el lunes dejó claro que no estima prudente retomar el torneo en medio de la inestabilidad emocional del pueblo ecuatoriano.
Un criterio similar tuvo ayer el vicepresidente, Álex De la Torre, quien expresó: “deberían suspenderse todos los campeonatos”.
No obstante, para el coronel Tito Manjarrez, presidente de El Nacional, la ciudadanía “debe ser práctica y no sentimentalista. No veo cómo suspender fechas en campeonato ayudará en algo”, manifestó. El militar en servicio pasivo defendió la imagen humanitaria de su institución aduciendo que han colaborado con 30 voluntarios y 3 médicos, pero a su juicio “el fútbol es una fiesta y lo que buscan es llevarle alegría a la gente”.
Luego de agotar sus argumentos sacó a relucir los intereses más concretos. Es así que primero mencionó que los estadios de Guayaquil y Quito se encuentran bien. Luego comentó que “la situación de un club no puede afectar al resto, debido a que la parte económica es fundamental para los equipos del país”.
Sus comentarios vertidos a una radio guayaquileña desataron la indignación de la ciudadanía en redes sociales. Si bien algunos fueron severos en sus críticas, otros optaron por la reflexión.
“Es verdad, el fútbol es una fiesta, pero precisamente en estos momentos de dolor lo que menos quiere el pueblo es fiesta”, comentó el historiador y estadístico del fútbol, Antonio Ubilla, en su cuenta Twitter.