Una gran cantidad de jugadores nacionales permanece con sus familias padeciendo los estragos de las carencias que dejó el siniestro. Algunos de ellos han perdido familiares y se encuentran colaborando en la recuperación de los cadáveres. Mientras que la mayoría de jugadores foráneos ha optado por tramitar con sus embajadas el retorno con sus familias a sus lugares de origen, ya sea por no tener un sitio donde guarecerse o por el simple temor de morir lejos de su tierra.
Pero aun superando las adversidades, el balompié manabita atraviesa una situación más compleja que empieza por la falta de infraestructura para desarrollar cualquier tipo de actividad, incluyendo el fútbol. Jaime Estrada, presidente de Manta FC, señala que el trauma psicológico que atraviesa la plantilla solo el tiempo lo solucionará. Pero más allá de eso no pueden hacer fútbol hasta que se normalice la situación en la ciudad.
“No podemos hacer nada hasta que se normalicen los servicios básicos de agua, luz y comunicaciones. El día de hoy todo funciona con intermitencia, los medios de transporte no trabajan con normalidad. Tiene que recuperarse eso para poder trabajar. Todo depende del trabajo de las autoridades”, comentó el empresario atunero.
De momento, el dirigente cuenta que sus jugadores foráneos, Diego Vásquez, Paolo Ortiz e Iván Villalba, están a salvo en Paraguay. Ellos quedaron damnificados al desplomarse el edificio en el que residían en el barrio Tarqui. Ahora espera reunirse con el resto de la plantilla para conocer la situación de cada integrante.
Para su fortuna, Estrada fue sorprendido por el sismo en compañía de toda su familia mientras celebraba el cumpleaños de su esposa en una propiedad a orillas de la playa Santa Marianita (a 15 minutos de Manta). Por ello no tuvo problemas respecto a desaparición de sus parientes, y en dicha ubicación nadie se vio afectado por la caída de escombros.
Quienes no corrieron con esa suerte fueron los parientes del volante Víctor Macías, quien, a pesar de no jugar en Portoviejo, tiene a toda su familia allá. El jugador de Clan Juvenil habría perdido a su padre y otros familiares, según manifestó el coordinador del club, Diego Vallejo. “Él se encuentra en Portoviejo ayudando con la recuperación de cadáveres. Hemos podido hablar poco con él, está consternado y ocupado en la búsqueda de cuerpos”, indicó el portavoz del plantel.
En la capital de la provincia la situación es crítica. Equipos como Liga de Portoviejo no han conseguido organizarse para retomar las prácticas, sobre todo con los jugadores extranjeros, quienes están gestionando los retornos a sus países. El delantero argentino Christian Fabianni criticó incluso a la directiva: “El club solo piensa en entrenar el martes a las 09:00. Qué vergüenza”. Sus compañeros Federico Tursi, Patricio Escott y Diego Romero se encuentran en Guayaquil. Ayer realizaban diligencias en el Consulado de Argentina para salir del país.
Padeciendo en otra tierra
No todos los foráneos han podido salir de la zona del desastre con la misma celeridad. El brasilero Ricardo Felis Reiz (foto), de Colón FC, todavía está en Portoviejo y como un damnificado más padece junto a sus compañeros de club.
El jugador se ha contactado por mensajes de texto con la prensa de su país a la cual le ha relatado sus vivencias en torno al terremoto y la situación en la que se encuentran él y sus colegas en un albergue. “Ayer hubo una réplica a las 3:30. Estábamos durmiendo con los refugiados, salimos corriendo, pero se detuvo”, contó a Globoesporte el futbolista.
Ayer publicó unas fotos junto a sus compañeros de equipo mientras buscaba agua para almacenar en una camioneta.