El constante recambio de las fuerzas políticas en Suramérica ha debilitado a los bloques políticos regionales, que no han podido sobrevivir a los vaivenes de los gobiernos de turno.
Uno de ellos es la Unasur. El bloque fue fundado en 2008 y su tratado constitutivo entró en vigencia en 2011. Y, aunque ganó notoriedad e influencia durante la hegemonía de los gobiernos de la autodenominada izquierda progresista, fue desintegrándose cuando la derecha retomó el poder.
Hasta el año pasado, los únicos miembros que permanecían en el bloque eran Bolivia, Guyana, Surinam y Venezuela. Pero ahora, con el retorno de varios gobiernos de la tendencia de izquierda (Argentina, Chile, Colombia, Brasil) renace la idea de revivir la Unasur. Argentina dio el primer paso, e invitó a Brasil a hacer lo mismo.
El presidente Lula da Silva aceptó la sugerencia de su homólogo argentino, Alberto Fernández, y firmó su reingreso a la Unasur este 7 de abril de 2023. Ecuador abandonó la Unasur en 2019, durante el gobierno de Lenín Moreno, quien recuperó el edificio de la secretaría general, al norte de Quito, en San Antonio de Pichincha.
El edificio, desde entonces, no ha tenido un nuevo destino definitivo. Varios proyectos han pasado por ahí sin llegar a concretarse oficialmente.
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