El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, afirmó que los paraísos fiscales son “uno de los grandes problemas, enemigos, de nuestras democracias” y ratificó la decisión de su gobierno de “ir mucho más allá” en la lucha contra esta práctica.

Foto: El Ciudadano

Dijo que en su país ha adoptado políticas al respecto desde el inicio de su gobierno, pero sobre todo con este escándalo de los ‘Panama Papers’, que fue realmente una jugarreta política”.

En una entrevista con el canal multiestatal TeleSur, transmitida en las últimas horas del jueves, el mandatario señaló que con esta denuncia de los ‘Panama Papers’ se intentó involucrar a los gobiernos progresistas, pero se ocultaron millones de archivos y miles de nombres, y, en su opinión, “la lucha selectiva contra la corrupción, es más corrupción”.

Indicó que aprovechando esta coyuntura, en Ecuador ha decidido avanzar en contra de los paraísos fiscales, aun cuando ya existen reformas legales para impedir que se realicen contratos con compañías con asiento en los llamados ‘paraísos fiscales’.

“Conocemos los efectos; un capital sin rostro, sin responsabilidad, donde pierde sentido la economía; el fin último de la economía es el ser humano. Allá (en los paraísos) se va a especular, sin pagar impuestos, sin transparentar transacciones, fuentes, incluso de ilícitos, financiamiento al terrorismo, lavado de activos”, comentó.

Se refirió a la propuesta que ha presentado para una consulta popular en Ecuador, paralela a las elecciones de febrero de 2017, para que la ciudadanía decida si se prohíbe que sean funcionarios públicos o candidatos a cualquier dignidad de elección popular quienes tengan bienes, empresas o capitales en esos parajes.

“Es bajar de la retórica a los hechos, porque nadie va a los paraísos fiscales para mejorar transparencia, para pagar impuestos, para cumplir con su responsabilidad social”, aseveró.

Apuntó que la existencia de estos puede ser legal en la estructura jurídica actual “pero es ilegítimo y altamente inmoral, más aún en realidades como las nuestras, países en vía de desarrollo, que necesitan financiamiento, generan su riqueza aquí y, sin embargo, la sacan de su propio país”. “Eso podrá ser legal, pero será siempre antiético, será inmoral”, añadió.

Refirió que en otros países como Estados Unidos esta práctica puede ser normal, pero aun cuando es un país admirable y exitoso, debe entender que el mundo no empieza ni termina en Estados Unidos, y puso como ejemplo cómo el cabildeo (lobby), aquí se considera ‘tráfico de influencias’, lo cual, remarcó, es la antítesis de la democracia porque el que tiene mucho dinero puede llegar a altos funcionarios y en cambio los que no, no pueden llegar a ningún lado.