En un acto inédito en 17 años de gobierno chavista, Maduro, ataviado con su banda presidencial, entró al hemiciclo legislativo entre aplausos de seguidores que ocupaban las tribuna, e intercambió, sonriente, unas palabras con el jefe legislativo, Henry Ramos Allup, un acérrimo antichavista.
Esta es la primera vez que Maduro comparece ante un a bancada opositora a la que acusa de planear darle un «golpe de Estado» pues desde el día en que tomó el control del parlamento, hace diez días, anunció que irá tras una «vía legal» para «cambiar el gobierno».
«Hoy gracias a la Constitución esta oposición está en mayoría y en ejercicio en esta Asamblea», expresó Maduro con tono conciliador en sus primeras palabras, desde la tribuna del hemiciclo, abarrotado de funcionarios de gobierno, diputados, diplomáticos y periodistas.
Poco antes, Maduro decretó un estado de emergencia por la crisis, cuya gravedad confirmó el Banco Central al revelar los primeros índices económicos en más de un años: la inflación acumulada entre enero y septiembre de 2015 fue de 108,7% y la economía se contrajo en un 4,5% en ese periodo.
El decreto, que regirá por 60 días, permitirá al gobierno disponer de bienes de empresas privadas para garantizar el abastecimiento de productos y fijan límites al ingreso y salida de moneda local en efectivo, según anunció el ministro de Economía, Luis Salas.
«Son medidas tomadas para proteger al pueblo y no para ir en su contra», dijo el ministro, para enfrentar lo que el gobierno considera una «guerra económica» de la derecha, apoyada por Estados Unidos, para derrocarlo.
Ramos Allup, había desacreditado de antemano el decreto. «La crisis no es superable con este gobierno. Es un modelo fracasado», dijo el legislador, quien pone entre las prioridades de la oposición parlamentaria, además de una amnistía para presos políticos, reformas económicas.