El presidente venezolano, Nicolás Maduro, dijo hoy que después de lo que considera un «golpe de Estado» contra su homóloga brasileña, Dilma Rousseff, ahora «vienen por Venezuela», tras señalar que se trata de un supuesto plan de los que mueven «los hilos del poder» desde «el Norte», en referencia a EE.UU.
«El golpe de Estado en Brasil es una señal grave y muy peligrosa para el futuro de la estabilidad de todo el continente (…) yo tengo plena conciencia de qué se trata este golpe de Estado y no voy a callar, y sé que ahora vienen por venezuela», dijo Maduro desde el palacio presidencial de Miraflores.
Señaló que «quienes mueven los hilos del poder por afuera, desde el Norte, tienen muy claro que Brasil» nación a la que se refirió como la «hermana mayor suramericana» es muy importante para el rumbo de América Latina y El Caribe, «es muy importante para el rumbo del mundo».
Apuntó que este «golpe de Estado en Brasil» tiene como objetivo «neutralizar» a ese país y dañar al grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), así como a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
En este sentido pidió a los jefes de Estado del continente, así como a los líderes de movimientos sociales y políticos de la región «a levantar una voz de dignidad, a levantar una voz de justicia» en solidaridad con Rousseff y contra el supuesto plan que hay para atacar, también, a su Gobierno «revolucionario».
En este sentido, indicó que mañana hará unos anuncios «muy importantes» para «defender la unión de Venezuela, la integridad, la paz, la democracia» de Venezuela.
«He venido trabajando algunas ideas para cerrarle el paso al golpismo, a la violencia, al fascismo, y pido el apoyo de todo el país y de todo el pueblo, de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, la unión cívico militar», señaló.
Mientras Maduro ofrecía estas declaraciones, un grupo de chavistas se concentró en la Plaza Bolívar de Caracas para solidarizarse con Rousseff y apoyar la tesis del presidente venezolano de las «pretensiones imperiales» sobre los Gobiernos de izquierda en la región.