La ministra de Sanidad rusa, Veronika Skvortsova, explicó a los periodistas que los fallecidos «por lo general acudieron tarde al médico» y ninguno, entre ellos cuatro mujeres embarazadas y ocho niños, se había vacunado contra la gripe.
«Por supuesto que cada vida humana no tiene precio, pero no hay que exagerar la situación. En 2009, cuando tuvimos otra epidemia de la gripe porcina, murieron 687 personas» en Rusia, apuntó la ministra.
Sanidad confirmó que en casi 60 ciudad rusas la incidencia de la gripe supera en un 32 por ciento el tope que marca el inicio de una epidemia tras alcanzar esta semana la cifra de 92 infectados por cada 10.000 habitantes.
Skvortsova advirtió que ésta y la próxima semanas serán las de mayor incidencia y que luego descenderán los casos hasta el fin de la epidemia, que se espera hacia finales de febrero.
La cepas del virus H1N1 registradas en 2009 y que han infectado este año al 90 por ciento de los enfermos no han mutado, por lo que los médicos cuentan con todos los medios para hacer frente a la epidemia, aseguró la cartera.
«Se trata de una gripe que deriva rápidamente en neumonía y que puede a su vez evolucionar en otras afecciones infecciosas. En el caso del H1N1 nos enfrentamos a una grave infección vírica», advirtió a medios locales Alexéi Yákovlev, médico jefe del Hospital Clínico Botkin de San Petersburgo.
Más de 800 colegios de todo el país han sido cerrados estos días por cuarentena.