El tifón, conocido localmente como Nina, tocó tierra sobre Bato, en la provincia de Catanduanes, a las 20:00 horas del 25 de diciembre.
Las autoridades se apresuraron a evacuar a miles de residentes de las zonas bajas del oriente de Filipinas antes de la llegada de la tormenta y las provincias de Catanduanes y Albay fueron declaradas bajo «estado de peligro inminente por desastre».
Unos 11.400 pasajeros y más de 1.000 buques de carga quedaron varados en varios puertos de la región, dijo el Consejo Nacional para la Reducción del Riesgo de Desastres.
Miles de evacuados
El Consejo para la Reducción de Riesgos dijo que 77.560 familias -383.097 personas- estaban este lunes en centros de evacuación en Calabarzon, Mimaropa, Bicol y Visayas Orientales.
Nock-ten se está debilitando a su paso por Filipinas, pero aún tiene vientos máximos sostenidos de 240 km/h, con ráfagas de hasta 296 kilómetros por hora.
Sigue siendo equivalente a un huracán categoría 4, según el equipo meteorológico de CNN.
Filipinas ha sido maltratado por devastadores tifones en los últimos años, sobre todo en 2013, con el supertifón Haiyan, considerado uno de los más fuertes en tocar tierra. Haiyan mató a más de 6.000 personas y obligó a casi 4 millones a dejar sus hogares.