El responsable del grupo de trabajo de la ONU para la asistencia humanitaria a Siria, Jan Egeland, advirtió hoy de que «las próximas horas» son clave para el futuro de «millones de personas» que dependen de la ayuda humanitaria.
«No puedo expresar con suficiente contundencia todo lo que está en juego en las próximas horas y en los próximos días. La vida de millones de personas está en peligro», afirmó Egeland en una comparecencia ante la prensa.
La ofensiva del régimen de Bachar al Asad y la respuesta de los grupos rebeldes en Alepo, al norte del país, se ha incrementado en las últimos días, así como nuevos ataques cerca de la ciudad de Homs.
Estos ataques han causado decenas de muertos en las últimas horas, incluyendo personal médico y pacientes de un hospital de Alepo apoyado por la organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras.
«La catástrofe dentro de la catástrofe es la situación del sector sanitario», enfatizó, al tiempo que recordó que médicos y sanitarios están siendo impunemente asesinado.
«Pero no sólo eso, todavía se bloquea la posibilidad de distribuir material sanitario básico, no los famosos kits quirúrgicos y de trauma, sino también material elemental como anestésicos, tijeras para comadronas o vitaminas», denunció.
Egeland se lamentó de que la escalada de violencia, que dificulta sobremanera los movimientos de los convoyes de la ONU, se esté dando ahora, cuando finalmente había habido un incremento sustancial de la asistencia distribuida.
Informó de que en lo que va de año las agencias humanitarias de la ONU habían conseguido entregar asistencia humanitaria a casi 780.000 personas en Siria, 255.000 de ellas en áreas sitiadas.
«Esto representa que en los primeros cuatro meses del año hemos logrado ayudar al 52 % de las personas que viven cercadas, comparado con el 3 % que conseguimos ayudar en el mismo periodo de 2015», añadió.
Específicamente, con respecto a Deir al Zur -controlada por el régimen de Bachar al Asad pero sitiada por los yihadistas de Daésh- la ONU ha logrado lanzar en las últimas tres semanas desde aeronaves que vuelan a alta altitud comida para abastecer a unas 100.000 personas.
Asimismo, los convoyes de la ONU también han distribuido asistencia en los cuatro primeros meses del año a 473.000 personas que residen en zonas definidas como de «difícil acceso».
No obstante, para el responsable «todo se puede perder… Si continúa los enfrentamientos, los bombardeos sobre civiles, sobre hospitales, todo lo logrado se puede perder».
Ante esta situación, Egeland repitió lo solicitado esta madrugada por el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan De Mistura, quien, tras concluir el miércoles su tercera ronda de negociaciones de paz indirectas, pidió a Estados Unidos y Rusia, pero también al resto de países con influencia sobre los beligerantes, que presionen a las partes para detener los enfrentamientos y poder revitalizar así, el proceso de diálogo.
«Si lo hicieron una vez pueden hacerlo de nuevo», sostuvo Egeland, recordando que a finales de enero y principios de febrero el conflicto estaba en un punto álgido y los miembros del Grupo de Amigos de Siria (ISSG, en sus siglas en inglés) logró presionar para que se implementara un cese de las hostilidades que ha estado mayoritariamente en vigor hasta principios de la semana pasada.
Este aumento de las hostilidades el que provocó -según el propio De Mistura asumió- que esta ronda diplomática no haya dado los frutos esperados.