Los observadores desplegados por la ONU como parte del acuerdo de paz con el ahora partido político, desmantelaron las llamadas caletas que tenían los rebeles ocultas en montañas y selvas.
La delegación especial de Naciones Unidas informó en un comunicado de que ubicó y destruyó 750 de los 998 escondites que aseguraron tener los guerrilleros. Durante los trabajos, murió un militar al pisar un artefacto explosivo y otros tres uniformados resultaron heridos, incluido un policía que se enfrentó con un grupo armado no identificado. Con la ayuda de los rebeldes, el gobierno destruirá las caletas que no alcanzaron a ser inutilizadas por la ONU dentro del plazo de cuatro meses que concluyó este viernes, según la organización.
Los observadores encontraron en esos sitios «1.238 armas (…), 488.489 municiones de diferentes calibres de armas ligeras, 26.489 kilos de explosivos diversos (…), 4.277 granadas de mano y de 40 mm», anotaron en un balance preliminar.
Además, entre otros pertrechos, hallaron 2.647 minas antipersona y 1.767 municiones de mortero y cohetes. «Todo el material inestable fue destruido en el lugar de su hallazgo», afirmó la ONU, precisando que los fusiles y demás armas fueron trasladados a un depósito para su próxima destrucción y fundición.
La ONU también se encargó de recolectar el armamento que entregaron unos 7.000 excombatientes en 26 puntos del país. Este último proceso concluyó el 15 de agosto, fecha en la que el gobierno colombiano anunció el fin de un conflicto de más de medio siglo con las comunistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El enfrentamiento, que además de la guerrilla y las fuerzas del Estado involucra a otros grupos rebeldes y paramilitares de ultraderecha, deja 7,5 millones de víctimas entre muertos, desaparecidos y desplazados.
Suscrito en noviembre tras cuatro años de negociaciones en Cuba, el acuerdo permitió la transformación de la organización insurgente en el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC).
Fuente: El Telégrafo