El Gobierno en funciones de Países Bajos ha impuesto este sábado un confinamiento estricto, sin toque de queda, hasta el 14 de enero ante el rápido avance de la variante ómicron del coronavirus. La medida entrará en vigor a las cinco de la madrugada del domingo y trata, por un lado, de evitar un posible colapso hospitalario, y por otro, de que el Ministerio de Sanidad gane tiempo para avanzar con las dosis de refuerzo, que deben estar puestas a los mayores de 18 años a finales de enero. El cierre de la hostelería y las actividades culturales será completo.
Otro tanto ocurrirá con las escuelas, universidades, gimnasios y el deporte de aficionados. El profesional seguirá sin público. No se podrá recibir a más de dos personas mayores de 13 años en casa; serán cuatro en Nochebuena, Navidad, el 26 de diciembre y Nochevieja. Profesiones de contacto como la peluquería bajarán igualmente la persiana, y solo permanecerán abiertos hasta las ocho de la tarde los servicios considerados esenciales, como supermercados y farmacias. Sigue en marcha el reparto de comida a domicilio. Calificada de urgente y necesaria por las autoridades, la decisión llega apenas cuatro días después de que se hubiera prolongado la clausura parcial ―a partir de las cinco de la tarde― de las mismas actividades.
El primer ministro en funciones, Mark Rutte, ha dicho que era preciso actuar ahora. Ha sido Jaap van Dissel, que está al frente del equipo científico asesor del Gobierno, el encargado de explicar esa “difícil decisión”. “Esperamos que la variante ómicron sea dominante entre Navidad y Año Nuevo y sabemos que no estamos tan bien protegidos contra ella como con la delta. También sabemos que la dosis de refuerzo refresca el sistema inmunitario, pero hay demasiada incertidumbre con lo que pueda pasar en los hospitales”, ha añadido. Van Dissel es también jefe del departamento de enfermedades infecciosas del Instituto para la Salud y el Entorno (RIVM).
Este miércoles, Hugo de Jonge, ministro en funciones de Sanidad, había sido criticado en el Parlamento por haber ido en ocasiones a remolque de la pandemia, y por presentar como trascendentes cifras de contagios luego sobrepasadas por la realidad en pocos días. Por su parte, Van Dissel, opina que será preciso ajustar la red sanitaria para abordar la lucha contra el virus de forma estructural.
El “cierre duro”, como se califica oficialmente, se ha hecho público después de varias reuniones de urgencia entre la jefatura del Gobierno, los ministros de Sanidad y Justicia, la asociación de alcaldes y el equipo de científicos que asesora al Ejecutivo.
Se trata de adelantarse a la irrupción de una nueva ola de la covid-19, pero una suspensión de la vida social de este calibre en vísperas navideñas no será fácil de digerir para la población. Los asesores científicos califican la situación actual de “carrera contrarreloj”, y calculan que el linaje ómicron será dominante en Ámsterdam, donde está desbocado, la próxima semana. Horas antes del anuncio del cierre, el Ayuntamiento de Róterdam pidió a la población que evitara el centro urbano porque estaba lleno.
En ciudades como Groningen, al norte del país, ha habido retrasos en la circulación de los autobuses de línea regular también en el centro. En otras capitales, se han formado largas colas a las puertas de los grandes almacenes, y las peluquerías de todo el país han hecho lo posible por atender a clientes sin cita previa. El 3 de enero se revisará si la educación puede abrir de nuevo una semana después.
Con las cifras en la mano, los contagios semanales parecen subir de forma contenida en Países Bajos. El problema, como en otros países, es la velocidad alcanzada ya por la variante ómicron. También, la incertidumbre de los expertos “sobre si la gente enfermará de gravedad y aumentará la cifra de ingresos hospitalarios”, según ha dicho la viróloga holandesa Marion Koopmans, miembro del equipo asesor del Gobierno y directora del departamento de Virociencia del Centro Médico de la Universidad Erasmus, en Róterdam.
En las últimas 24 horas ha habido 14.742 casos positivos. Son 653 menos que el día anterior, según datos de RIVM. El viernes superaron los 15.000, y a finales de noviembre llegó a haber casi 24.000 contagios en un día. Desde el inicio de la pandemia, han fallecido al menos 20.000 personas. De estas, 368 la semana pasada. Actualmente, el 84% de los mayores de 12 años cuenta con la pauta completa de vacunación en Países Bajos, según Sanidad. Este viernes había 2.354 personas hospitalizadas, unas 90 menos que el día anterior. Era, además, la primera vez que los pacientes ingresados bajaban de 2.500, y la quinta jornada consecutiva en que descendían las admisiones.
Sin embargo, hay 1,3 millones de personas sin vacunar, según cálculos del mismo instituto y la campaña para la tercera dosis ha empezado más tarde que en otros países europeos. El titular de Sanidad ha asegurado que la inmunización de refuerzo supera ya el millón de pinchazos, y a mediados de enero se espera llegar a 8,5 millones. El intervalo entre la segunda dosis de la vacuna y la tercera ha pasado de seis a tres meses.
Fuente: El País – Nota original: LINK