Fidencio Sánchez, de 89 años, ha estado vendiendo paletas en el barrio Little Village de Chicago desde hace más tiempo de lo que la gente se acuerda.

CNN

Recorre incansablemente las calles empujando una nevera sobre ruedas llena de los deliciosos dulces helados y usa una campanita para atraer a los clientes.

Sánchez siempre tiene una sonrisa en su rostro, y su ética de trabajo es inquebrantable, pero sus rodillas ya no siguen el rimo.

«Siento que mi cuerpo se está rindiendo», le dijo a CNN. «En un momento ya no va a tener la capacidad que tenía. Pero no quiero dejar de trabajar».

Pronto no tendrá que preocuparse más. Uno de sus clientes quedó tan conmovido por su trabajo que le compró 20 paletas por 50 dólares y luego creó una página de GoFundMe para él, buscando inicialmente 3.000 dólares. En la página se ve una foto de Sánchez con su gorra amarilla que dice Pocho Paletas, y luchando por empujar su carrito.

En cuestión de horas llegó apoyo de todo el mundo. Tres días después las donaciones han superado los 200.000 dólares.

«Me rompió el corazón ver a este hombre que debería estar disfrutando de su retiro todavía trabajando a su edad», dijo el cliente, Joel Cervantes Macías. «Creo que la foto tocó muchos corazones… y esa es una de las razones por las que la gente está donando. Muestra que las personas aprecian el trabajo fuerte».

CNN se reunió con Sánchez este lunes mientras es dirigía a trabajar y vestía su gorra amarilla y llevaba su carrito lleno de paletas.

«Estoy muy agradecido y muy feliz», le dijo a CNN sobre las inesperadas donaciones. «Dejaré de trabajar pronto».

Mientras la mayor parte de la gente a su edad preferiría retirarse inmediatamente, Sánchez dice que todavía no está seguro de querer detenerse, pues es lo que él ha hecho toda su vida.

Sánchez dice que quedó huérfano a los 6 meses y que ha estado trabajando desde que tiene 13 años para sostenerse. Primero lo hizo en los campos de su natal Morelos, México, y desde 1990 en Chicago.

Los años recientes han sido difíciles para él y su familia. Su esposa ya no puede trabajar, y su hija, que les cocinaba todos los días, murió. No se supone que los hijos mueran antes de sus padres, dice Sánchez.

«Cuando ella murió sentí mucho dolor», le dijo a CNN, luchando por no llorar. «Pensé, ¿ahora qué voy a hacer?».

Gilberto Bahena, el pastor de la iglesia en el barrio de Sánchez, dice que la gran ayuda financiera, de más de 9.000 personas, es un milagro.

«Sin duda es una respuesta a sus plegarias», dice Bahena. «Este hombre realmente ha sido fiel al señor. Tiene un buen corazón».

Blanca Gutiérrez, la jefe de Sánchez y la dueña del negocio de paletas, dice que el anciano es uno de los mejores trabajadores que conoce. Sánchez trabaja todo el año, incluso durante los intensos inviernos, dijo.

Mientras Gutiérrez está preocupada porque Sánchez siga trabajando a su avanzada edad, no es capaz de decirle que se detenga.

«No quiero decirle que ya no le voy a dar un carrito de paletas porque sé que se va a poner triste», le dijo a CNN. «Él dice que se quiere morir caminando».