«Se trata de un nuevo e indigno capítulo en la escalada golpista que busca desestabilizar al Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, criminalizar al Partido de los Trabajadores y combatir al principal líder del pueblo brasileño», afirmó Falcao en un comunicado.
El presidente del PT arremetió contra los «sectores de la policía y del poder judicial» que dirigen «una operación destinada a cambiar el resultado de las urnas», con el apoyo de «los grupos de comunicación y de la oposición de derechas».
Falcao señaló que las «investigaciones selectivas» y los «atropellos de garantías individuales» evidencian que «la nación sangra con la construcción de un régimen de excepción y arbitrario», el cual, a su juicio, está comandado por «sectores conservadores».
«Estos mismos grupos reaccionarios, en el pasado, recurrían los cuarteles», dijo Falcao, en referencia a los militares, que en 1964 establecieron una dictadura en el país que duró 21 años.
El dirigente del PT afirmó que esos «grupos conservadores» alistan «enemigos de la democracia, en los tribunales, en el Ministerio Público y en la Policía Federal», «estimulados y protegidos por la prensa monopolista».
Para Falcao, Lula es el principal objetivo de quien «no acepta el proceso de transformación» iniciado en 2003, cuando el PT llegó al poder, y «marcado por el cambio de vida y el creciente protagonismo de los trabajadores de la ciudad y del campo».
Falcao convocó a la militancia para defender el «sistema democrático», la soberanía popular y a Lula, a quien consideró «el hijo más ilustre» de Brasil.
El expresidente brasileño fue llevado hoy a declarar por su supuesta implicación en la trama de corrupción de Petrobras, pero fue liberado horas más tarde y se trasladó a la sede del PT en Sao Paulo, donde se ha reunido con dirigentes de la formación.
Los movimientos sociales afines al PT anunciaron movilizaciones para defender a Lula, quien gobernó Brasil entre 2003 y 2010.