«Estamos haciendo lo correcto para nuestro pueblo y para la fuerza», señaló el funcionario en un comunicado. «Estamos hablando de talentosos estadounidenses que están sirviendo con distinción o que aspiran a tener la oportunidad de servir.
No podemos permitir la existencia de barreras sin relación con calificaciones y que impidan contratar y retener a aquellos que mejor pueden cumplir la misión», destacó. Cuando a partir del 1 de octubre próximo, un médico reconozca que un cambio de identidad sexual es «médicamente necesario» para un militar, el ejército brindará a esa persona «los cuidados y el tratamiento» adecuados para conseguirlo, indicó el Pentágono. El departamento de Defensa preparaba esta decisión «histórica» desde hace un año atrás.
Carter había pedido a sus servicios que estudiaran el tema, tras haber vertido una opinión favorable. El ministro repite habitualmente que aspira a abrir al máximo el abanico para captar nuevos reclutas y atraer los mejores talentos. En enero fueron levantadas las últimas barreras para el acceso de mujeres a puestos de combate. En 2011, el gobierno de Barack Obama ya había otorgado a los homosexuales el derecho a servir sin tapujos en el ejército, aboliendo la ley «Don’t ask, don’t tell» («no preguntar, no decir nada») de 1993.
Según Human Rights Campaign, la principal asociación de defensa de los derechos de las personas transgénero, éstas llegarían a unos 15.000 en filas del ejército, sobre un total de 1,3 millones de efectivos.