«No se puede tomar como recomendación que no se embaracen las mujeres. Los países deben informar de los riesgos que hay, pero la decisión final es solo de la mujer, es su derecho», dijo en una entrevista con Efe Suzanne Serruya, directora del Centro Latinoamericano de Perinatología, Salud de la Mujer y Reproductiva de la OPS.
Puerto Rico, Ecuador, Colombia, República Dominicana, Jamaica, Honduras, Panamá y El Salvador han pedido a sus ciudadanas que no se queden embarazadas mientras haya zika en el país, hasta que se sepa más del virus y, en el caso de El Salvador, hasta dentro de dos años.
«No sabemos cuánto va a durar. ¿Qué pasa si en dos años está peor? Esa no es la solución. Hay que trabajar para disminuir el vector (el mosquito) y para que las mujeres tengan mayor acceso a la contracepción», consideró la especialista de la OPS, filial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) con sede en Washington.
La medida de pedir aplazar los embarazos, insólita en el continente, ha sorprendido y disgustado a las organizaciones que defienden los derechos reproductivos femeninos, por considerar que transfiere la responsabilidad a la mujer sin proporcionarle alternativas.
«Es ingenuo e insuficiente. Esta crisis pone en evidencia los grandes vacíos de las políticas nacionales de la región en educación sexual y en el acceso a los anticonceptivos y al aborto», comentó a Efe Mónica Roa, vicepresidenta de estrategia en la organización internacional Women’s Link Worldwide.
Roa subrayó el hecho de que un país como El Salvador, donde muchas mujeres no tienen acceso a anticonceptivos y el aborto está prohibido en cualquier circunstancia, pida a sus ciudadanas que no se queden embarazadas en dos años.
«En Colombia, cuando el ministro hizo la recomendación, muchas mujeres entendieron que les pedían que no tuvieran sexo por seis meses. Muchas mujeres no saben dónde conseguir anticonceptivos, no pueden pagarlos o tienen parejas que no les dejan usarlos», explicó la experta en derechos femeninos.
Pedir aplazar los embarazos es un reto en un continente en el que se calcula que el 56 % no son planificados, según la cifra con la que trabajan las organizaciones internacionales.
En ese porcentaje de embarazos no buscados están los que son producto de la falta de acceso a anticonceptivos, del mal uso o fallo de esos métodos, de carencias en la educación sexual o de violación.
«Lo que más nos preocupa es el acceso a los métodos anticonceptivos, en todos los países de la región es diferente en función de los niveles de pobreza. El acceso puede variar tanto como de entre un 47 % y un 7 % según zonas y barrios», señaló la especialista de la OPS.
Las mujeres pobres se encuentran en una doble situación de vulnerabilidad ante el zika: viven en las zonas donde hay más riesgo por las aguas estancadas donde se cría el mosquito y son las que tienen menos acceso a los anticonceptivos y a la educación sexual.
«Esta debería ser una oportunidad para que los países mejoren sus servicios de planificación familiar», apuntó Serruya.
La mayor alarma que ha generado el zika se debe a su posible vinculación, todavía no confirmada por ningún organismo oficial, con la microcefalia.
En Brasil se teme que el zika esté asociado a los casi 4.200 casos de bebés con microcefalia, y Colombia estima que 500 niños nacerán con ese trastorno neurológico.
La microcefalia es una afección en la que la cabeza es de un tamaño menor al que corresponde por sexo, edad y raza, y puede ser causada por factores genéticos y ambientales, según la descripción de la OPS.
Los niños con microcefalia pueden presentar problemas de desarrollo y, en general, no hay tratamiento, pero la intervención temprana puede ayudar a mejorar el desarrollo y la calidad de vida del pequeño.
«En nuestro hospital estamos más preocupados de este virus de lo que lo estábamos del ébola, porque está en este hemisferio, se ha transmitido más ampliamente y sabemos mucho menos de él», explicó a Efe el doctor Mark Chames, ginecólogo y profesor en la Universidad de Michigan especializado en embarazos de riesgo.
El brote del zika se intensificó poco después de que la joven Josette Arévalo, embarazada, viajara desde Washington DC a la Amazonía ecuatoriana para hacer las investigaciones de campo de su tesis. Ahora, está preparada para viajar a Quito, en la Sierra, en cuanto se confirme el primer caso en la zona.
«Ayer en la noche no me podía quedar dormida pensando en el zika. Es muy preocupante, porque algo tan inofensivo como un picado de mosquito puede hacerle daño a lo más importante en tu vida: tu bebé», contó por teléfono la joven a Efe.
Esa es la preocupación que comparten millones de mujeres embarazadas o que están intentando concebir en el continente, y a las que se les ha dicho que su única protección es usar repelente, cubrirse brazos y piernas y, en algunos casos, aplazar su deseo de ser madres.