Mantener la hidratación es uno de los componentes fundamentales de una buena salud y es por ello que los especialistas suelen recomendar beber dos litros -o más- de agua por día. Sin embargo, hay personas que multiplican por diez o más el volumen de liquido ingerido.
La obsesión por beber agua puede desencadenar una conducta patológica que trae consecuencias negativas para el organismo. Potomanía es el desorden alimenticio que consiste en tomar compulsivamente muchos litros de agua, y que algunos especialistas consideran una adicción.
Esta no es la causa del consumo desmedido del líquido vital, sino su consecuencia. Quienes sufren potomanía pueden llegar a ingerir entre 8 y 15 litros de agua al día.
En algunos casos, se puede llegar a una hiperhidratación, que sucede cuando la ingesta de agua supera la capacidad de los riñones para expulsarla, lo que proboca la dilución del nivel de sodio en la sangre.
Con el tiempo, aparecen síntomas que pueden ser leves como el dolor de cabeza y las náuseas, o más graves (aunque poco frecuentes) como convulsiones.
Para los especialistas, en el trasfondo psicológico de la adicción al agua hay algo más: puede que la sed no parezca algo relacionado con la ansiedad, pero es algo a lo que muchas personas que padecen ansiedad se enfrentan regularmente.
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