El presidente filipino Rodrigo Duterte puso fin este viernes a la tregua con los rebeldes maoístas del país, poniendo en peligro el proceso de paz de uno de los conflictos más antiguos del mundo.

El Telégrafo

«Hemos perdido muchos soldados en sólo 48 horas y creo que continuar con esta tregua no tiene o no tendrá resultados», dijo Duterte en un discurso. «Realmente no quiero hacer esto pero si es lo que los comunistas quieren, no puedo hacer nada.

Luchemos, sigamos otros 50 años», añadió. La decisión llega dos días después de que el Partido Comunista de Filipinas anunciara a su vez el final de la tregua que había proclamado unilateralmente y de que los militares acusaran a los rebeldes maoístas de haber matado a seis soldados esta semana.

La insurgencia comunista en Filipinas empezó en 1968 y es uno de los conflictos más antiguos del planeta, con un balance de 30.000 muertos, según los militares.

Duterte no aclaró si finalmente se celebrará la cuarta ronda de negociaciones previstas en abril en Oslo.

Las negociaciones que terminaron la semana pasada en Italia no lograron establecer una tregua duradera.

En agosto, el gobierno y los rebeldes maoístas declararon cada uno por su lado una tregua pero el pasado miércoles el Partido Comunista le puso fin acusando a policías y soldados de abusos en las zonas rurales que controla.