El presidente de la República, Lenín Moreno, se refirió este jueves al asesinato de la niña Emilia. «No se puede cercenar una vida de forma tan infame, no puede cortar las esperanzas de un ser humano», dijo durante el Gabinete Ampliado en Quito.
Más temprano, en su cuenta en Twitter, había manifestado su repudio ante el crimen. «Que ese gran dolor nos impulse para luchar sin tregua contra la violencia de género. La agresión contra los niños evidencia una crisis de valores. Mi solidaridad con sus padres y mi compromiso por no permitir la impunidad».
En el Gabinete Ampliado, Moreno pidió a los ministros de Interior, César Navas, y de Justicia, Rosana Alvarado, «ver bien si no le dieron suicidando» al principal sospechoso de la muerte de la menor, «porque no se olviden que él pertenecía a una organización delictiva, que, a lo mejor, no le interesa para nada tener un delator; por favor, ponerle mucho empeño eso en honor al alma de esa niña que nos abandonó tan tempranamente».
Uno de los tres sospechosos detenidos fue hallado muerto en el centro regional a donde fue trasladado. Se presume suicidio, sin embargo, solo el informe médico legal determinará las causas del fallecimiento, dijo la ministra de Justicia esta mañana.
A la espera del informe oficial por muerte de sospechoso Rosana Alvarado, ministra de Justicia, al finalizar el Gabinete Ampliado reiteró que mientras no se conozca el informe oficial de Medicina Legal no se determinarán las causas del fallecimiento de uno de los sospechosos del crimen.
La funcionaria expresó que la información preliminar que entregó Jaime Pacheco, el médico que realizó la autopsia, se trataría de una «mecánica ahorcadura» de origen suicida. Acotó que no se trató de una muerte provocada con una herramienta o un arma.
Asimismo mencionó que no es el primer caso de suicidio en una cárcel por parte de una personas que comete delitos sexuales. Alvarado manifestó además que se está precautelando la seguridad del resto de los presuntos involucrados, quienes fueron ubicados en una celda fuera del contacto con los otros reos.
Fuente: El Telégrafo