Las barreras comerciales que Donald Trump promete construir en Estados Unidos allanarían el camino para que América Latina estreche su vínculo económico con China, coincidieron especialistas en la región consultados por Xinhua.

Agencia Andes

«Las condiciones para que los países aumenten sus negocios con China son supremas», dijo la profesora de la Universidad de Estudios Internacionales de Zhejiang, Chen Lan.

La experta del Centro de Estudios sobre América Latina de la universidad sostuvo que el consumo interno y los servicios ahora juegan un papel decisivo en la economía del gigante asiático, actividades que la región puede aprovechar mediante una mayor exportación de productos como los agrícolas e industriales terminados.

«Los empresarios latinoamericanos deben tener en conciencia que China es el segundo importador más grande a nivel internacional, con un mercado interno de mayor crecimiento», añadió la también profesora visitante en el Centro de Investigación sobre América Latina y el Caribe de la UNAM.

Al menos una parte de la región se encuentra a la expectativa de que el republicano estadounidense cumpla las promesas electorales de proteger la economía de su país, empezando por abandonar el naciente Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) y por renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Como consecuencia, en México existe preocupación por las decisiones de Trump debido a la alta integración de su economía con la estadounidense a través del TLCAN, que favorece un comercio bilateral que ronda los 500.000 millones de dólares anuales.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advirtió que México no sería la única economía latinoamericana con repercusiones en caso de que el magnate cambie las reglas del juego comercial tras su llegada a la Casa Blanca, el próximo 20 de enero.

El organismo indicó, en un documento divulgado este mes, que las renegociaciones comerciales podrían impactar en Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Jamaica, Nicaragua y Panamá, porque el país norteamericano también es su principal destino de exportaciones.

«Los flujos de comercio de estos países podrían sufrir alteraciones en alguna medida», señaló la CEPAL en su «Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe».

El profesor investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Mario Torrico, no dudó que China abriría las puertas que Trump cierre porque el país asiático ha mostrado interés en continuar ampliando su presencia en la región.

«China tendría el potencial para cubrir esos vacíos, tendría el potencial de ser un destino alternativo de las exportaciones latinoamericanas y un inversor alternativo en América Latina», aseguró el politólogo.

Torrico recordó que las inversiones chinas han crecido en América Latina en distintos sectores, entre los que se cuentan el petrolero, minero y de servicios, lo que ha llevado a China a ser el segundo socio comercial de la región y un actor mucho más relevante que hace una década.

«En la medida en que Donald Trump cumpla su promesa de cerrarse, de proteger la economía norteamericana, el único actor que se beneficiaría de ese espacio en mayor medida es China», añadió.

A se vez, Chen destacó que el país asiático planteó a la región aumentar el comercio bilateral a los 500.000 millones de dólares y elevar las inversiones recíprocas a los 250.000 millones de dólares durante la siguiente década.

La meta dibujada por China supone para los países latinoamericanos una imprescindible diversificación de su actual oferta, basada en materias primas, hacia bienes de valor agregado, alta tecnología, comercio electrónico e informática, subrayó Chen.

La región puede impulsar la exportación de productos industriales terminados a China si aprovecha que su mano de obra es menos costosa que la del país asiático, donde ha ido subiendo a un veloz ritmo, aseguró.

«Los gobiernos deben orientar a los empresarios a conocer el mercado chino y buscar nuevos socios chinos», manifestó.

En el caso de México, se ve una buena oportunidad para las exportaciones agroalimentarias hacia el mercado chino, que en los últimos tres años ha ido ampliando su gusto por productos como el aguacate y el tradicional tequila.

La académica consideró que México siempre ha sido un país de interés para las inversiones chinas. Una señal de ello, dijo, es que este mes una subsidiaria de la petrolera China Offshore Oil Corporation (CNOOC) ganó dos contratos para explorar y explotar crudo en aguas profundas del Golfo de México.

Estimó que por ahora son retos geopolíticos los que enfrentan las inversiones del gigante asiático en México, cuya economía podría ser una de las más perjudicadas por las decisiones del próximo presidente de Estados Unidos.

«Cuando dios cierra una puerta, abre una ventana. El proteccionista de Donald Trump puede proporcionar a México una nueva oportunidad con China», apuntó.