Pero a esa previsión se le han sumado tres circunstancias adicionales:
– La pandemia registra su momento más severo en Estados Unidos, con cifras récord de nuevos contagios confirmados y muertes.
– La crisis política desatada tras el asalto al Capitolio realizado el 6 de enero por partidarios del presidente Donald Trump, quien ahora debe enfrentar un juicio político por esos hechos y aún se niega a reconocer los resultados de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.
– La alerta de los cuerpos de seguridad ante la potencial amenaza de que se produzcan protestas o actos de violencia no solamente en Washington DC sino también en los capitolios de los estados.
La transferencia de mando ha sido considerada tradicionalmente en Estados Unidos como una fiesta democrática, con una asistencia multitudinaria. Esta vez las cosas serán diferentes.
¿Qué es la toma de posesión?
La toma de posesión es la ceremonia formal que marca el inicio de una nueva presidencia y tiene lugar en la capital del país.
El único requisito de la ceremonia es que el mandatario electo recite el juramento presidencial: «Juro solemnemente que ejerceré fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos y que, hasta el límite de mis capacidades, preservaré, protegeré y defenderé la Constitución de Estados Unidos».
Una vez que pronuncie estas palabras, Biden ocupará su lugar como presidente número 46 y la toma de posesión estará completa (pero eso no es todo, luego siguen las celebraciones).
Kamala Harris se convertirá en vicepresidenta una vez que preste juramento en el cargo, lo que generalmente ocurre justo antes de que el presidente tome posesión.
¿Cuándo ocurrirá la ceremonia?
Por ley, el día de la toma de posesión es el 20 de enero.
Este año, los discursos de apertura generalmente están programados para alrededor de las 11:30 hora local (16:30 GMT), y Joe Biden y Kamala Harris tomarán posesión al mediodía.
Más tarde ese día, Biden se mudará a la Casa Blanca, donde residirá durante los próximos cuatro años.
Nota Original: El Universo – LINK