Correa, en declaraciones a medios públicos de comunicación de su país desde Roma, antes de emprender viaje de regreso a Ecuador, dijo que la nación dispone de líneas de contingencia por importe de unos 600 millones de dólares a través de organismos como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
Esos fondos contribuirán a hacer frente a las necesidades derivadas de la catástrofe, si bien Correa insistió en que las infraestructuras dañadas se pueden reconstruir, pero no «las vidas perdidas» y «eso es lo que más nos duele», dijo.
El mandatario envió un «abrazo infinito» y un mensaje de solidaridad a las familias que han perdido seres queridos, así como otro de apoyo a las de los heridos, al tiempo que hizo un llamamiento a la calma a los ciudadanos.
Comentó que «los daños son muy dolorosos, pero para lo que pudo suceder han sido bajos», ya que un temblor «de esa magnitud pudo causar muchísimos más destrozos».
Correa, quien indicó que la torre de control del aeropuerto de Manta se desplomó a causa de la sacudida, señaló que durante su vuelo de regreso desde Italia se mantendrá en comunicación con el vicepresidente, Jorge Glas, con quien se coordinará para decidir a que lugar de la zona afectada se dirigirá a su llegada al país.
Sobre las muestras de solidaridad recibidas de distintos países y gobiernos, dijo que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se comunicó con él y consideró estos mensajes y llamadas de solidaridad propios de la «hermandad latinoamericana y sudamericana».