Un museo para leer, para reflexionar, para ver y para tocar así es como describe Joaquín Moscoso, subsecretario de Memoria Social del Ministerio de Cultura, al nuevo Museo Nacional del Ecuador que desde noviembre de 2015 se encuentra en proceso de re.estructuración arquitectónica y conceptual.

En una entrevista con Andes, el subsecretario señaló que este cambio era necesario debido al decaimiento que se tenía en los públicos, especialmente jóvenes y niños, y la poca eficacia simbólica de la muestra.

Esto sucedía porque la gente no se sentía representada porque el museo tenía un discurso hegemónico y centralista, además de una visión sobre las culturas descrita desde afuera lo que causaba que los representantes de estas culturas no se sientan representados.

“Se trata de renovar, poder readecuar, poder actualizar su discurso y su guion museográfico. Un guion y una muestra que no ha sido tocada en los últimos 30 o 40 años prácticamente desde que se creó el museo”, dijo Moscoso.

Para la restructuración se han hecho consultorías y trabajos en el tema conceptual y se ha hecho una recopilación de trabajos de curadores que se han relacionado la a nueva visión del museo. Además se llamó a un taller internacional de estrategias en uso, un espacio donde se articulen las estrategias para poder comunicar lo que somos como país.

“El museo nacional debe ser una especie de presente decodificado, de Ecuador decodificado, de Ecuador desfragmentado”, señaló el subsecretario, quien formó parte de las mesas de trabajo que se reunieron la semana pasada en el encuentro internacional “Desafíos del nuevo Museo Nacional del Ecuador” y en el que participaron educadores, antropólogos, curadores y museógrafos de Argentina, Francia, México, Argentina, Colombia y Ecuador.

En este encuentro también participaron representantes de los pueblos y nacionalidades indígenas y ellos también están participando en todo el proceso de reestructuración de este espacio para que sus representaciones no se den con una visión desde afuera.

Los resultados de este encuentro fueron que se rompa con el recorrido cronológico que existe en el museo donde se han separado las salas por periodos: colonial, contemporáneo, moderno y contemporáneo. En lugar de eso ahora se construirán salas temáticas para reconstruir la historia del Ecuador.

Aquí también se planteó ideas para proteger las colecciones y la forma en la que se podría establecer recursos museológicos y registros de la memoria para pasar de un museo de objetos a un de sujetos.

Lo que quiere decir que la vida de los artistas que generaron las colecciones sean contextualizadas, por ejemplo si se muestra obras del pintor ecuatoriano Joaquín Pinto también se muestre cómo vivió, cómo trabajó, entre otras cosas.

En la reconstrucción arquitectónica del museo están trabajando arquitectos, ingenieros, y todo el personal del Ministerio de Desarrollo Urbano y Obras Públicas (Miduvi) que está trabajando en la renovación de la Casa de la Cultura, lugar en el que se desarrollará en octubre la Cumbre Habitat III con la presencia de 60 jefes de estado.La Escuela Politécnica Nacional está también trabajando en el proceso y brindando consultoría en concordancia del Ministerio de Cultura y Patrimonio. “Estamos pensando en plural el Museo Nacional porque este debe ser aquel lugar en el que se escenifiquen y también se disfruten los derechos culturales”, afirmó Moscoso.

Dos museos en uno para integrar al público

El nuevo Museo Nacional integrará al museo de la Casa de la Cultura por lo que el espacio físico en lugar de tener 5.000 metros cuadrados ahora dispondrá de 12.000 metros cuadrados para lograr una mejor atención y conseguir que el público se identifique con el museo.

“Es un absurdo y una realidad ilógica que en un mismo espacio estén compitiendo por los mismos públicos dos museos. Se va a crear un solo museo y también se están integrando las dos colecciones arqueológicas y de arte que existen”, aseguró el subsecretario de memoria social.

Según Moscoso al concebir un nuevo museo también hay que concebir un espacio público y esto implica muchísima responsabilidad porque hay que tener todo el rigor desde el punto de vista de los derechos, de los principios y del discurso museográfico que logre construir un museo de memorias, un museo de reflexión, un museo de debate.

En este sentido el museo también tendrá áreas comunes en donde la gente pueda escribir, leer y reflexionar, habrá acceso a wifi, cafetería, entre otros accesos para la ciudadanía.

“La gente tiene que reconocerse en el museo, no pensarlo como un tema jerárquicamente superior, académicamente elevado, un tema en el que las personas puedan reconocerse y que esté escrito para todos”, explicó Moscoso.

Para lo cual se utilizará mejores herramientas pedagógicas y didácticas que puedan generar mejores lecturas críticas sobre este espacio.

“El museo no da las respuestas te da las preguntas. La experiencia de estar en un museo es que te replanteas tus preguntas eso es lo que buscamos en la construcción de estos imaginarios de Nación, de Patria, de Vivir, de Ecuador”, finalizó.