La presidenta suspendida de Brasil, Dilma Rousseff, rechazó hoy el tono usado por el Ejecutivo interino de Michel Temer contra algunos países latinoamericanos y la Unasur, que han criticado la separación de la mandataria de sus funciones para responder a un juicio con miras a su posible destitución.

Rousseff se refirió a los comunicados publicados en los últimos días por el ministerio de Exteriores de Brasil rechazando las opiniones proferidas por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y por los Ejecutivos de Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y El Salvador en relación a la suspensión de la presidenta.

«La reacción de los gobiernos extranjeros y de importantes sectores de la opinión pública, entre ellos el secretario General de la OEA (la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro), expresa la indignación internacional delante de la farsa jurídica aquí montada», afirmó Rousseff a través de las redes sociales.

La semana pasada, Rousseff fue suspendida de su cargo por el Congreso por un plazo de seis meses con el fin de iniciar un juicio político con miras a su destitución, periodo en el que será sustituida por su vicepresidente y ahora adversario político, Michel Temer.

La jefa de Estado suspendida alertó del riesgo que supone que «esas prácticas, travestidas de legalidad, puedan expandirse por otras partes del mundo, especialmente en Latinoamérica, promoviendo la desestabilización de gobiernos legítimos».

Rousseff también señaló que los Gobiernos y «pueblos» de Latinoamérica están «preocupados» con las amenazas que el nuevo ministro de Relaciones Exteriores, José Serra, ha hecho contra el Mercosur y «con su disposición de establecer acuerdos económicos y comerciales profundamente lesivos al interés nacional».

Para Rousseff, las fuerzas políticas que «pretenden» conducir la política exterior brasileña no tienen «autoridad política o moral para invocar el principio de soberanía».

El nuevo canciller brasileño afirmó que «subirá el tono» si es necesario para responder a las «falsedades» de quienes han criticado el proceso que suspendió a Rousseff y llevó al poder a Temer.

Este mismo lunes la cancillería acusó a El Salvador de «desconocer la Constitución y la legislación brasileña», después de que el país centroamericano anunciara que no reconoce el Ejecutivo interino de Temer y pidió que «reconsidere su postura».

En un comunicado, el ministerio de Relaciones Exteriores resaltó que la decisión de El Salvador de «suspender los contactos oficiales» revelan un «profundo desconocimiento» del juicio político iniciado contra Rousseff y del «pleno funcionamiento de las normas e instituciones democráticas del país».