El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, aseguró hoy que el proceso de paz en el país suramericano será muy beneficios para todo el continente porque atacará frontalmente al «negocio perverso» del tráfico de drogas.
«México y Centroamérica se van a beneficiar de la paz en Colombia. También para los países consumidores, como Europa o Estados Unidos», afirmó el mandatario en el marco de una conferencia sobre la paz celebrada en Guatemala.
Pese al retraso en la firma del acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), prevista inicialmente para el pasado 23 de marzo y ahora sin una fecha fija, Santos insistió en que el pacto está «muy avanzado» y expresó su confianza en que «más pronto que tarde» podrán «anunciar» el «acuerdo final».
El desarme y la reintegración de los miembros de la guerrilla a la vida civil son los últimos flecos de un pacto que permitiría poner fin al último conflicto activo en el continente, abriendo así la «posibilidad real de declarar América como una zona libre de guerra».
Pese a las críticas de los opositores, atenazados para Santos por el «miedo al cambio», Colombia última un acuerdo que respete los derechos de las víctimas: «No habrá amnistía para los crímenes de lesa humanidad, genocidio y para las graves violaciones de los derechos humanos», que serán juzgados por una comisión de la verdad.
El objetivo, insistió el mandatario, «es lograr el máximo de Justicia que nos permita la paz» y, para ello, una de las prioridades es restituir el derecho a la tierra de las víctimas, una tarea en la que ya se ha embarcado el Ejecutivo colombiano indemnizando a más de 500.000 afectados.
La construcción del acuerdo, explicó Santos, se fraguó gracias al fortalecimiento de las instituciones, la reducción del poder militar de la guerrilla y un indudable apoyo internacional por parte de los países de la región, la Unión Europea y Estados Unidos.
«No existe un solo país que no apoye la paz en Colombia», subrayó.
No obstante, el requisito clave para el pacto con las FARC es la «voluntad de paz» por parte de ambas partes: la guerrilla se ha comprometido a «cortar todo vínculo de tráfico de drogas», un hecho que «tendrá un gran impacto» en todo el mundo puesto que Colombia era el primer proveedor mundial de cocaína.
«Nunca antes habíamos avanzando tanto en la negociación con las FARC», remarcó el presidente colombiano antes de reiterar que el acuerdo final tendrá que ser refrendado por la población en un plebiscito para lograr la máxima «legitimidad democrática».
Una vez alcanzada la paz con las FARC, y con el proceso con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) ya en marcha, Colombia entrará en el postconflicto, el momento en el que realmente se tendrá que fraguar la paz. «Ya la estamos construyendo», afirmó Santos
La mejora de las infraestructuras y las profundas reformas sociales impulsadas por su Gobierno son, en opinión del líder colombiano, la única estrategia para atacar «las razones» que originaron el conflicto.
En esta misma línea se expresó el expresidente de Guatemala Vinicio Cerezo, quien dirigió el país entre 1986 y 1991, en plena apertura democrática de la nación centroamericana.
El exmandatario abogó por aprender de las virtudes y defectos del proceso en Guatemala para alcanzar una paz real en Colombia.
«Hicimos la paz, firmamos la paz, pero no abandonamos la cultura y el lenguaje del enfrentamiento», declaró sobre lo ocurrido en Guatemala en un acto al que también acudió el actual presidente del país centroamericano, Jimmy Morales.