El anuncio fue hecho por uno de los líderes de la Confederación General del Trabjo (CGT, peronista), Juan Carlos Schmid, durante una multitudinaria movilización gremial y de movimientos sociales en la histórica Plaza de Mayo, en un intento por torcer el rumbo de la política económica oficial. La reunión del comité central sindical se realizará el 25 de septiembre.
De aprobarse el plan, la huelga se realizaría antes de las cruciales elecciones parlamentarias del 22 de octubre, en las que el gobierno de Macri se juega el futuro de sus últimos dos años de mandato y su plan económico, que incluye una flexibilización laboral y una reforma jubilatoria.
El objetivo de la cumbre gremial será debatir “un plan de lucha que incluya un paro general” y “todas las medidas que sean necesarias para defender el interés nacional y el de los tabajadores”, sostuvo Schmid en su discurso en Plaza de Mayo ante decenas de miles de obreros.
De llamarse a un paro sería el segundo de la gestión de Macri, después del realizado en abril pasado.
Schmid dijo que la CGT se había movilizado por un “aumento de emergencia para los jubilados, que se terminen las intervenciones a sindicatos, el rechazo a una reforma laboral que traiciona nuestros derechos, la plena vigencia de convenios colectivos (de trabajo), la defensa de acuerdos laborales, controles de precios a medicamentos y alimentos y una emergencia alimentaria para los sectores más desprotegidos”. “Hace mucho tiempo aprendimos que las recetas del FMI y del Banco Mundial (…) nos han conducido terriblemente al fracaso.
Por eso es que no somos sordos, y no porque no le prestemos oídos al pueblo. Si algún retrógrado piensa que precarizando el trabajo o destruyendo a las organizaciones sindicales, las inversiones van a ser cola para llegar a nuestro país, les decimos que están muy equivocados. Vendrán para la timba (especulación financiera)”, enfatizó.
Y acotó: “estamos frente a un Estado ausente, que hace rato se olvidó de proteger al hombre que se levanta a la madrugada. Se ha multiplicado la pobreza. Y a los pobres que no tienen trabajo se tienen que agregar los millones de trabajadores en negro, perdidos en un laberinto de injusticia.
Queremos una solución integral a nuestros problemas y no únicamente promesas de campaña. Nos dicen que el progreso está por llegar y que representamos un obstáculo. La formula que conocemos todos trae los capitales, lo dejan unos meses, juntan (la riqueza) con pala y la sacan fuera del país, practicando un saqueo mas sobre las espaldas de nuestro pueblo”, agregó.
La marcha fue convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT, peronista) y contó con las adhesiones de las dos ramas de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA, de izquierda) y de distintos movimientos sociales y políticos de oposición.
La protesta se realizó 9 días después de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), en las que la alianza oficialista Cambiemos aprovechó la dispersión del peronismo y se transformó en la primera minoría con el 35 por ciento de los votos a nivel nacional, alcanzando el triunfo en 10 de los 24 distritos del país.
Por ello, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, tildó a la movilización de “ innecesaria” e “inoportuna” y aseguró que tuvo “un tufillo político.
Hace menos de diez días hubo voluntad de cambio de la mayoría de los argentinos que no quieren volver al pasado, no quieren que volvamos a eso de no decir la verdad y esconder la realidad», sostuvo. Pero la CGT tiene otra lectura, que marca un aumento de la pobreza y el desempleo desde la asunción de Macri en diciembre del 2015.
Además, destaca que el 65 por ciento de los argentinos votó en contra del gobierno en las primarias eligiendo distintas opciones opositoras.
Sin embargo, la convocatoria dejó heridas que tardarán en cicatrizar en el seno de movimiento obrero peronista, unido tras varios años de división durante el “kirchnerismo”.
El “triunvirato” que lidera la central sindical sufrió grietas visibles entre el ala “dura” y otra “moderada” que rechazó la marcha por considerarla inoportuna.
Finalmente, ganó la posición más combativa y se formalizó el llamado a la protesta, pero varios gremios no concurrieron a la movilización, entre ellos el gastronómico, el metalúrgico y el comercio.
La situación se tornó tan tirante que la movilización se realizó en medio de rumores de una nueva fractura e incidentes aislados entre grupos rivales a pocos metros del palco levantado en la Plaza de Mayo.
Fuente: El Telégrafo