El documento, que recoge los daños registrados desde que comenzó la temporada de lluvias en diciembre, no incluye todavía a los cuatro desaparecidos que cayeron a un río por el colapso de un puente, que cedió a la fuerza de la corriente fluvial en el momento que varios vehículos transitaban por su estructura.
El desastre natural también deja destruidas 12.000 viviendas destruidas, veinticinco escuelas y ocho establecimientos de salud, además de unos 2.000 kilómetros de carreteras destruidos y casi 9.000 hectáreas de cultivos perdidas.
La mayor parte de las víctimas se concentran en las norteñas regiones de Piura, Lambayeque, La Libertad y Áncash, que en conjunto suman 25 muertos, 111 heridos, 8 desaparecidos, 81.000 damnificados y unas 8.200 casas destruidas.
Lambayeque concentra el mayor número de víctimas, con unos 41.000 damnificados, seguida de Piura, con 19.000; Áncash, con 17.600 y La Libertad, con 3.200 personas damnificadas.
En Trujillo, la capital de La Libertad, más de la mitad de la población lleva ya dos días sin suministro de agua potable por la rotura del principal canal que abastece de agua a la ciudad, por lo que el Gobierno intenta repartir bidones y cisternas.
La caída del puente sobre el río Virú, donde anoche desaparecieron cuatro personas, entre otras estructuras dañadas, impiden que el Gobierno peruano pueda llevar ayuda a esas regiones a través de la carretera Panamericana Norte, que discurre por la costa peruana desde Lima hasta Ecuador.
El Ministerio de Transporte y Comunicaciones (MTC) autorizó hoy a que embarcaciones pesqueras puedan transportar desde Lima productos de primera necesidad a los puertos de las zonas más afectadas.
En Lima algunos domicilios llevan alrededor de dos días sin agua, ya que la caída de aludes de lodo al río Rímac, principal fuente de abastecimiento de agua de la ciudad, impiden al Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal) no pudo hasta volver a recoger agua de la corriente fluvial.
Las lluvias se dan por un atípico fenómeno climatológico de El Niño, que ha calentado inusitadamente la superficie marina del litoral peruano, lo que a su vez provoca intensas e inusuales lluvias en su costa desértica, que devienen en aniegos, desbordes de ríos y deslizamiento de tierras, conocidos en Perú con el término quechua «huaicos».