Durante una conferencia de prensa, la policía anunció el hallazgo de un artefacto sospechoso en la cabina del camión que embistió la víspera a los peatones de una de las calles peatonales más frecuentadas del centro de la capital sueca.
«No podemos decir por ahora (…) si es una bomba o un dispositivo inflamable», declaró el director de la policía sueca, Dan Eliasson.
El presunto conductor del camión, detenido el viernes por la tarde en una localidad del norte de Estocolmo, «es un hombre de 39 años de Uzbekistán», indicó Eliasson.
Su nombre «apareció en nuestra recopilación de informaciones del pasado», precisó el jefe de los servicios secretos (Säpo), Anders Thornberg, durante la misma rueda de prensa, sin indicar por qué hechos estaba en los ficheros policiales.
Aunque los investigadores no mencionaron un posible motivo, la forma de proceder recuerda a la de los atentados de Niza (sudeste de Francia), Berlín y Londres, reivindicados por el grupo Estado Islámico (EI).
El atentado de Estocolmo, que causó 4 muertos y 15 heridos -9 de ellos graves-, es el tercero en Europa en poco más de 15 días después de los de Londres y San Petersburgo, no ha sido reivindicado.
Las banderas ondeaban este sábado a media asta en el palacio real, sede del Gobierno, el Parlamento y el Ayuntamiento de Estocolmo.
Suecia, país que se jacta de su apertura y su tolerancia, lloraba a las víctimas, las cuales no han sido todas identificadas. Pero la vida retomaba su curso lentamente en la capital sueca, entre la tristeza y el fatalismo.
‘Sospechas reforzadas’
«Estoy triste, triste y enfadado con los que hicieron esto», declaró a AFPTV Torvald, un hombre de 51 años.
«Desgraciadamente, te acostumbras casi a este tipo de situación», confesaba Michael, otro ciudadano de 51 años. «Es como (el ataque de Niza) en julio de 2016. Me impactó mucho y ahora: un nuevo ataque».
El lunes a mediodía (10H00 GMT) tendrá lugar una ceremonia de homenaje y un minuto de silencio en honor a las víctimas, anunció el primer ministro Stefan Löfven, que depositó este sábado flores en los grandes almacenes donde el camión terminó su embestida mortal. «Hoy, toda Suecia está de luto, pero superaremos esto juntos», dijo Löfven, asegurando que el país no se dejaría atemorizar.
La princesa heredera, Victoria, se desplazó también al lugar del drama. «La sociedad sueca está construida sobre una gran confianza y sobre la comunidad, el sentido de la solidaridad. Esto nos hará más fuertes, de alguna manera», aseguró.
Hasta el momento se ha filtrado poca información sobre el sospechoso, sobre el que recae el grado de sospecha más alto del código penal sueco.
«Nada indica que tengamos al hombre equivocado. Al contrario, nuestras sospechas se han reforzado», estimó Eliasson, el jefe de la policía.
Arrestado el viernes por la tarde en Märsta, una pequeña ciudad del norte de Estocolmo, el hombre es el único sospechoso, aunque la policía investiga sobre posibles cómplices.
«Su página de Facebook revela una simpatía por el EI», comunicó el director de investigación del Centro de Estudios de las Amenazas Asimétricas del Colegio de la Defensa Nacional Sueca (CATS), Magnus Ranstorp.
Suecia solo había sufrido otro atentado hasta la fecha. Fue en diciembre de 2010 cuando un kamikaze se hizo explotar en la misma calle peatonal, hiriendo levemente a varias personas.