Frente al pedido de reformas al Reglamento del Código Monetario y Financiero, realizado por los representantes de la banca privada, la Superintendencia de Bancos analiza un paquete de reformas que se enviará hasta antes del 31 de diciembre a la Junta de Regulación Monetaria y Financiera, así lo dio a conocer el titular de la entidad, Christian Cruz.

A decir del funcionario, se ha trabajado en conjunto con la Asociación de Bancos Privados del Ecuador y con todo el sector financiero privado para “desarrollar iniciativas que fortalezcan a ese sector”. Después de que la institución presente el proyecto, será la junta quien analice y apruebe las reformas.

Cruz precisó que en las reformas no hay afectación a los clientes, sino que los cambios se darían en la “parte operativa del sector financiero privado”. Una de ellas sería la optimización en el uso del fondo de liquidez del sistema financiero privado.

“La banca ha hecho una propuesta para que se optimice el uso de esos recursos y se está analizando tanto en la Superintendencia como con los miembros de la Junta”, manifestó el titular de la Superintendencia de Bancos.

Además, descartó la idea de que con las reformas se abra la posibilidad de comprar bonos de deuda externa, debido a que “la propuesta es solo de optimización de usos de recursos”.

El funcionario reiteró que, pese a la apreciación del dólar y la caída en los precios del petróleo, la economía en el país es solvente y estable.

“Ha habido una contracción en la liquidez, pero el sector se ha fortalecido, ha hecho los ajustes necesarios y estamos seguros que dado las políticas que estamos aplicando vamos a fortalecer el sector productivo privado para 2016”.

Afirmó que para el próximo año se proyecta un incremento en el nivel de solvencia, por ello se plantea que las utilidades que hayan existido en el ejercicio de 2015 no se repartan en su totalidad, sino que se capitalicen para mejorar los indicadores de solvencia.

También aclaró que no hay manera de que se repita una crisis financiera similar a la de 1999 que obligó a cerrar algunos bancos e hizo que centenares de ecuatorianos perdieran su dinero porque “los banqueros están dedicados únicamente a ese negocio y han venido fortaleciendo la banca y no existe la mínima posibilidad de que se repita un evento similar”.