Krayem, sospechoso también de los atentados de noviembre de 2015 en París, declaró a los investigadores que diluyó en agua la sustancia explosiva y que después la tiró por el retrete del apartamento, situado en el distrito bruselense de Etterbeek y que fue objeto de un registro policial, indican los diarios «La Libre Belgique» y «La Dernière Heure».
La cadena pública francófona RTBF asegura estar en disposición de «confirmar de buena fuente» tales informaciones, aunque advierte que se trata de elementos de la declaración del acusado y no de «hechos comprobados».
Según esos medios, los investigadores consideran «creíble» la explicación de Krayem, aunque no obstante siguen buscando más armas.
La RTBF asegura que la abogada de Krayem, Gisèle Stuyck, no ha querido hacer ningún comentario sobre estas informaciones, mientras que la Fiscalía federal belga «ni las confirma ni las desmiente» y recuerda que los elementos «verificables o no que se filtran a la prensa pueden poner en peligro la investigación en curso».
La mochila en la que supuestamente llevaba Krayem los explosivos que no llegó a activar en el metro de Bruselas la sacaron vacía del apartamento junto a otros enseres los hermanos Smaïl e Ibrahim Farisi, también inculpados por el 22-M, aunque los investigadores dudaban de su contenido en ese momento teniendo en cuenta que el TATP, la sustancia utilizada es esos ataques, es muy inestable.
Los atentados del metro y el aeropuerto de Bruselas el 22 de marzo dejaron 32 víctimas mortales.