La cumbre internacional se celebra cada dos años desde 2010 por iniciativa del presidente de EE.UU., Barack Obama, que prometió al comienzo de su mandato convertir la no proliferación nuclear en una prioridad y que ahora encabeza su última cita mundial sobre el tema.
Los avances del EI más allá de Irak y Siria y los ataques terroristas de la semana pasada en Bruselas han elevado el interés de la Casa Blanca por abordar en la cumbre el riesgo de que ese u otros grupos terroristas se hicieran con los materiales nucleares que varios países albergan para su uso civil o militar.
«Sabemos que las organizaciones terroristas tienen el deseo de conseguir acceso a esos materiales en bruto y de tener un artefacto nuclear. Ese fue el caso con Al Qaeda y es ciertamente el caso con el EI», dijo el asesor adjunto de seguridad nacional de Obama, Ben Rhodes, en una conferencia de prensa telefónica.
Uno de los paneles de la cumbre el viernes se centrará específicamente en las amenazas que presenta el EI, «tanto en el contexto de prevenir la diseminación de materiales nucleares como respecto a mejorar las medidas contra el terrorismo» en general, explicó Rhodes.
«Es importante que hablemos de la amenaza más letal que presentan las organizaciones terroristas y esa es su capacidad de adquirir materiales nucleares», subrayó el asesor.
Estados Unidos no tiene por ahora «indicaciones explícitas» de que el EI esté tratando de conseguir un artefacto nuclear improvisado, pero cree necesario tomar medidas para prevenirlo, aseguró a los periodistas Laura Holgate, encargada de control de armas en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
La cumbre empezará el jueves por la tarde con una cena de trabajo en la Casa Blanca, en la que Obama y los jefes de cada delegación «compartirán sus perspectivas sobre la amenaza de terrorismo nuclear», según Rhodes.
El viernes, Obama mantendrá una reunión con representantes del Grupo 5+1 (EE.UU., Francia, Rusia, China, Reino Unido y Alemania) y del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) para repasar los «avances» en la implementación del acuerdo nuclear alcanzado el año pasado con Irán, apuntó el asesor.
A continuación, Obama presidirá una sesión plenaria sobre el aumento de la seguridad en los materiales o arsenales nucleares de cada país, seguida de una foto de familia de los asistentes, un almuerzo de trabajo y la sesión centrada en el EI.
La cumbre está marcada por la ausencia de la otra gran potencia nuclear mundial, Rusia, que ha decidido no asistir en protesta por lo que considera una interferencia en el trabajo del OIEA.
«Creemos que la decisión de Rusia de no participar con una representación de alto nivel es una oportunidad perdida para ellos, por encima de todo. Lo único que están consiguiendo es aislarse», opinó Rhodes.
Tres presidentes latinoamericanos acudirán a Washington con motivo de la cumbre: el mexicano, Enrique Peña Nieto; el argentino, Mauricio Macri; y la chilena, Michelle Bachelet; mientras que la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, ha decidido no asistir a la cita debido a la crisis política en su Gobierno.
Entre los líderes que también asistirán está el presidente francés, François Hollande; el primer ministro británico, David Cameron; el primer ministro de India, Narendra Modi; el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan; el presidente de Ucrania, Petro Poroshenko; y el presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev.
España estará representada por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, y también asistirá a la cita el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon.
El jueves, Obama mantendrá una reunión trilateral con la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe; seguida de un encuentro bilateral con el presidente chino, Xi Jinping.
Se espera que la preocupación en Estados Unidos y el sudeste asiático sobre el programa nuclear y de misiles de Corea del Norte cobre protagonismo en esas dos reuniones, según la Casa Blanca.