Este año se han habilitado 110 colegios electorales, frente a los 3.200 de 2012, lo que responde a un recorte presupuestario que se teme que afecte en la participación de una ciudadanía que, aunque tiene derecho a participar del proceso de primarias, no puede hacerlo en las elecciones presidenciales.
De hecho, se espera que cerca de 20.000 electores acudan a las urnas este domingo, frente a los 126.000 de hace cuatro años.
Según el comisionado electoral del Partido Republicano de Puerto Rico (PRPR), Edwin Mundo, para estas elecciones -en las que están más delegados que en otras 16 jurisdicciones estadounidenses- se han presupuestado 300.000 dólares de fondos públicos, cerca de una cuarta parte de la asignación de 2012.
Quienes acudan a votar se encontrarán con papeletas con el nombre de doce candidatos, aunque la mayor parte de ellos ya han desistido de sus aspiraciones para ser el candidato que represente al Partido Republicano en los comicios presidenciales de noviembre.
Los favoritos para hacerse con los 23 delegados en juego son el magnate Donald Trump y el senador por Florida Marco Rubio, en torno al cual ha cerrado filas gran parte del liderato del Partido Nuevo Progresista (PNP) de Puerto Rico, tradicionalmente el más afín a los republicanos.
Esta semana los tres superdelegados puertorriqueños (el exgobernador Luis Fortuño; la representante y presidenta del Partido Republicano en la isla, Jenniffer González; y Zoraida Fonalledas, miembro del Partido Republicano e integrante de una de las familias más poderosas de la isla) pidieron el voto para Rubio.
«Es un líder que reconoce las aspiraciones de Puerto Rico y que, como presidente, nos ayudará a convertirnos en un estado federado. Es la estrella hispana que nos ayudará a colocar la nuestra en el firmamento de los estados», dijo González en una conferencia de prensa en alusión a la aspiración del PNP de que la isla se anexione plenamente a EE.UU.
Sin embargo, desde el gobernante Partido Popular Democrático (PPD), que defiende que Puerto Rico se mantenga como un Estado Libre Asociado a EE.UU., se critica que Rubio se oponga a que la isla pueda declararse en bancarrota bajo la protección de las leyes federales.
El gobernador Alejandro García Padilla incluso arremetió contra Rubio la semana pasada por oponerse a esta petición. «Debería darte vergüenza», llegó a decir el gobernante en su cuenta de Twitter, en la que criticó que Rubio afirmara que esa inclusión es «una idea terrible».
«@marcorubio no es amigo de Puerto Rico», añadió, tras acusarle de «trabajar para los (fondos) buitres que financian su campaña».
Con el apoyo de los tres superdelegados para Rubio, el domingo estarán en juego los 20 delegados restantes. Si un candidato alcanza más de la mitad de los votos, se queda con todos. Si no, se dividen proporcionalmente entre los que alcancen al menos el 20 %.
Para tratar de garantizarse esta victoria, Rubio visitará el sábado fugazmente la isla y ofrecerá un mitin en un estadio de las afueras de San Juan.
Por su parte, Donald Trump ha intensificado en los últimos días sus mensajes hacia los puertorriqueños, celebrando su ciudadanía estadounidense y asegurando que deben tener derecho a elegir su propio estatus político.
«He dejado claro que apoyaré la voluntad del pueblo», incluida la «estadidad», dijo Trump en un comunicado en referencia a la opción de que Puerto Rico se anexione a EE.UU. como un Estado más.
La alcaldesa de Puerto Rico, Carmen Yulín Cruz, dijo hoy que la candidatura de Trump es «parecida a un pollo trabajando en Kentucky Fried Chicken» y que su mensaje es «peligroso».
Para el minoritario Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) estas primarias son un «engaño» en el que «nuevamente Puerto Rico es partícipe del carnaval del elefante y del burro, el cual no tiene la más mínima consecuencia» para la isla.
En un comunicado, su comisionado electoral, Roberto Iván Aponte Berríos, ha dicho que «es lamentable que en un momento de gran crisis económica el Gobierno malgaste 300.000 dólares en un ejercicio que no tiene trascendencia alguna».
Ante la escasa participación que se prevé, se han desatado las críticas a la imposición de la Ley Seca el domingo en toda la isla, e incluso hoy se anunció la presentación de un proyecto de Ley para que se suspenda su aplicación.
Al respecto, el superintendente de la Policía de Puerto Rico, José Caldero, advirtió hoy de que los agentes de su departamento harán cumplir la Ley Seca y recordó que él no tiene potestad para derogar su aplicación.