En los pasillos de la Corte Nacional de Justicia (CNJ) hay tranquilidad y a la vez tensión. Todos saben que el fallo que hoy difundan los jueces Édgar Flores, Sylvia Sánchez y Richard Villagómez no solo decidirá la suerte del Vicepresidente de la República, sino el futuro político y judicial de Ecuador. El país está atento a su sentencia.
Así lo hizo conocer el presidente de la República, Lenín Moreno, quien sostuvo que está pendiente de la decisión en el juicio por la red de corrupción de la constructora Odebrecht, donde están acusados el vicepresidente, Jorge G., y otros siete procesados. Los aliados del Segundo Mandatario, entre ellos su abogado, respondieron que lo dicho por Moreno es una clara presión contra los jueces (ver subtema).
Los asambleístas Augusto Espinosa y Carlos Viteri cuestionaron el pronunciamiento de Moreno. Espinosa recalcó que “una verdadera justicia es sentenciar solo si se demuestra culpabilidad mediante pruebas y no a través de opiniones”.
Sin embargo, la ministra de Justicia, Rosana Alvarado, aclaró que pedir que se haga justicia no es injerencia. “Me parece muy justo y muy medido el anuncio del Presidente. Lo último que puede esperarse de un caso que escandalizó a todo el país, que develó una trama que le perjudicaba al país más pobre y débil, es impunidad”, dijo la funcionaria.
Añadió que el Mandatario, con sus palabras, le recuerda al servidor judicial que es un funcionario público que le tiene que responder al país. Los partidos de oposición también se declararon en vigilia. Uno de ellos fue el movimiento CREO, del banquero Guillermo Lasso.