Haití parece condenado a no poder recuperarse de los desastres naturales que cada cierto tiempo, cuando todavía lucha contra los estragos de la catástrofe anterior, caen como plagas en su territorio y lo dejan devastado.

CNN

Aún no se reponía del terremoto del 2010, que mató a más de 200.000 personas, provocó una epidemia de cólera y una crisis humanitaria de proporciones mayúsculas, cuando el 4 octubre del 2016 el paso del huracán Matthew volvió a sembrar desolación en buena parte de ese pequeño y empobrecido país caribeño. Puerto Príncipe, la capital, esta vez fue perdonada por la naturaleza pero el oeste y el sur del país sufrieron múltiples inundaciones y deslizamientos de tierra, y casi todas sus carreteras y edificios resultaron averiados.

La ONU calcula que murieron más de 570 personas y que unas 750.000 resultaron “seriamente afectadas” por el huracán.

Ahora, tres meses después de la última de las tragedias naturales que lo han sacudido, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) advierte que todavía faltan 52,5 millones de dólares para atender a la población afectada y reconstruir lo destruido. Según un reporte de la OCHA del pasado 9 de enero, de los 139 millones de dólares que se requieren, solo se han conseguido 86,5 millones, lo que representa un 62,2% de la cifra total.

Con el reporte, la OCHA hizo un llamado urgente para que donantes internacionales aporten el dinero faltante para ayudar al Gobierno haitiano en la respuesta a las necesidades no solo urgentes, sino también importantes de su población.

Las áreas en las que más se necesitan los fondos son “seguridad alimentaria, nutrición y emergencia agrícola”, “salud”, “refugios de emergencia y productos no alimentarios”, “acceso a agua potable” y “educación”.

En el informe la ONU también advirtió que se ha registrado un aumento en los casos de malnutrición aguda, sobre todo en el oeste del país (la región más afectada por el paso del huracán), y añade que también han crecido los casos de difteria.

La situación es especialmente complicada para niños y mujeres, quienes según la ONU son los más vulnerables a adquirir enfermedades por la precaria situación en la que viven en los refugios temporales.

Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el 57% de los albergues públicos donde se han refugiado los afectados por el huracán y que todavía funcionan, son liderados por mujeres.

Además, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), de las 3.400 escuelas que resultaron destruidas, todavía falta reparar 1.633, de las que dependen cerca de 190.000 niños.