Aunque finalmente Maduro canceló su presencia y envió a la ministra del Despacho de la Presidencia, Carmen Meléndez, alrededor de un centenar de venezolanos y ecuatorianos se acercaron a los alrededores del Parlamento para mostrar su descontento.
«Estamos apoyando la protestas porque queremos decirle a todo el mundo que aquí en nuestro país se está posicionando un gobierno ilegítimo y también estamos rechazando la presencia del genocida del gobierno de Maduro», afirmó la ecuatoriana Kelly Herdoiza, ataviada con el tradicional sombrero de paja toquilla.
«Estamos con nuestros hermanos venezolanos acá ayudándoles a ellos», agregó la oriunda de la provincia de Manabí (noroeste), rodeada de amigas y simpatizantes vestidos con los colores de la bandera de Venezuela, gorras y carteles con mensajes como «Maduro asesino».
Resguardados por un cordón policial de alrededor de 50 agentes los venezolanos profirieron gritos contra el presidente caribeño al que acusan de los problemas que pasa el país y de la falta de alimentos, seguridad y medicamentos.
«En Venezuela lo he vendido todo, vendí mis carros, vendí mis joyas (…) para poder comprar medicamentos en Colombia, pero ya no puedo más», reveló Ana María Canto, del Táchira (oeste venezolano) y quien asegura tener cáncer.
Canto, que dice haber llegado a Ecuador hace 24 días, aseguró que se acercó a la protesta convocada por los emigrantes venezolanos porque, dijo, «no vamos a salir de las calles, no vamos, han muerto demasiadas personas por la indolencia del desgobierno de Nicolás Maduro».
Con una convocatoria lanzada por redes sociales hace días, decenas llegaron con sus franelas de la selección, banderas y gorras con los colores patrios, que se quitaron varias veces para entonar el himno de su país.
Los gritos y protestas de los venezolanos, sin embargo, apenas los escuchaban los partidarios del oficialismo ecuatoriano, atentos a las afueras del Parlamento a las palabras de sus políticos.
Sentados frente a una de las pantallas gigantes instaladas en los jardines de la Asamblea, cientos de ellos siguieron en silencio y entristecidos la última aparición como presidente de Ecuador del ya expresidente Rafael Correa.
«Te queremos, Rafael», corearon en varias oportunidades junto con el esperanzador «volverá» de los más optimistas, que esperan que Correa se presente de nuevo como candidato para las presidenciales de 2021.
Vieron, enfundados en su camisetas verdes alusivas al movimiento oficialista Alianza País, cómo llegó de pie en un vehículo oficial escoltado por a guardia presidencial, cómo accedió al Parlamento y le rindieron honores como jefe de la República por última vez.
Cómo saludó y se emocionó cuando le dedicaron una de las varias canciones que le han acompañado en sus últimos meses como máximo mandatario.
Y vieron, entre gritos, cómo tras ceder la banda presidencial salió ya como un ciudadano más, y con la idea, varias veces repetida por él mismo, de marcharse a Bélgica a descansar.
Fuente: EFE