En un mitin celebrado en la ciudad de Orlando, en el centro de este estado, el magnate inmobiliario señaló que si en las primarias de Florida, que se celebrarán el próximo 15 de marzo, resulta ganador la competencia en el bando republicano habrá quedado definida.
«Si ganamos Florida, se acabó», vaticinó un exultante Trump en el coliseo de la Universidad Central de Florida (UCF), con capacidad para 10.000 personas y que prácticamente presentó un lleno de bandera, en una jornada en la que los votantes republicanos participan en elecciones primarias o caucus en Kansas, Luisiana, Kentucky y Maine.
El precandidato, que viene de arrasar en las pasadas elecciones primarias del supermartes, en la que ganó en siete de una docena de estados en liza, no eludió críticas a sus principales contendientes, el senador por Texas Ted Cruz y el senador por Florida Marco Rubio.
Sabedor de la importancia que implica un triunfo en Florida, en la que Rubio espera hacerse con la victoria, Trump se refirió al senador de origen cubano con el apelativo de «Little Marco» y lo calificó de «desastre total», tras sacar a colación su registro de ausencias en la Cámara Alta.
El empresario y claro favorito en intención de voto entre los republicanos, puso de relieve los diferentes negocios y edificios que ha levantado en Miami y otras localidades del sur de Florida, y no dudó en asegurar que «ama a los hispanos», en un guiño a la principal minoría del estado.
Trump manifestó que es la única persona que podría derrotar a la eventual candidata por el Partido Demócrata Hillary Clinton, y aseguró que el otro aspirante a la nominación demócrata, el senador por Vermont Bernie Sanders, ya estaba fuera de carrera.
«Amo a mis protestantes», afirmó Trump, en una de las más de diez ocasiones en que fue interrumpido por su detractores, algunos de los cuales se vieron envueltos en forcejeos con simpatizantes del empresario, y que fueron desalojados del recinto entre arengas a favor de Estados Unidos.
El magnate, que subió al estrado con cerca de 45 minutos de retraso, reiteró su promesa de construir un muro en la frontera sur y que sea México el que pague por él, además de lamentar el acuerdo hecho por el Gobierno que encabeza el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, con Irán.
«Nuestro país está muy dividido», señaló en otro momento de su discurso, que sobrepasó la hora de duración, y en el que volvió a recordar que el candidato republicano en las elecciones de 2012, Mitt Romney, en el pasado le «rogó» por su apoyo.
Trump se refirió así a las declaraciones que el republicano hizo contra él el pasado jueves, cuando en un discurso lo definió como un «farsante» que llevaría al país al «abismo».
Horas antes de que el magnate inicie su presentación, se vieron largas filas de simpatizantes en las inmediaciones del coliseo, en el que también se congregaron decenas de opositores, entre ellos grupos de musulmanes que portaban letreros que decían «Stop Trump».
«Expresamos nuestro descontento con el mensaje que Trump ha enviado no solo sobre los musulmanes sino sobre las minorías, la mujeres y los veteranos», manifestó al diario Orlando Sentinel el activista Bassem Chaaban.
El precandidato presidencial se mantendrá este fin de semana en el sur de Florida, donde la noche de este sábado tiene previsto otro mitin en la ciudad de West Palm Beach, y su asistencia mañana al torneo de golf WGC Cadillac Championship, que se celebra en el complejo hotelero de su propiedad Trump National Doral.