Donald Trump acaba de cambiar la forma en que los presidentes hablan sobre los ataques terroristas.
Pero aunque las fuertes palabras del mandatario de EE.UU. pueden ser emocionalmente satisfactoria para él y deleitar a sus seguidores, no está claro que represente un marco bien pensado para los cambios en la forma en la que se libra la guerra contra el terrorismo. Y es incluso posible que su arrebato ponga en peligro el proceso de llevar a los terroristas ante la justicia.