Como parte de las investigaciones, el fiscal César Peña y agentes de la Dirección de Delitos contra la Vida (Dinased), realizaron algunas pericias en un inmueble que la pareja alquilaba desde hace dos meses en el norte de Guayaquil.
Peña explicó que en la vivienda encontraron huellas de sangre, que fueron confirmadas a través de las pruebas de luminol. También hallaron partes de cintas y los tubos vacíos del plástico que habrían usado para embalarlos. Al parecer fueron asesinados en su domicilio y, posteriormente, arrojados al Salado. Los cadáveres terminaron en uno de los ramales, en el suroeste de la ciudad.
Según la autopsia, ambos presentan severos golpes en la cabeza. Galo M. tendría algunos procesos en su contra. Una de las denuncias es por intimidación. Sin embargo, aún no se determina la causa de estos asesinatos.
El cadáver de la joven de 17 años fue retirado del Laboratorio de Ciencias Forenses de la Policía Nacional por sus familiares el viernes. En tanto, hasta ayer el cuerpo de su pareja continuaba en la morgue.
Fuente: El Comercio