La herida es una secretaria, que fue alcanzada en las manos y en la cara por la deflagración al abrir el correo, que iba destinado al jefe de la oficina europea del FMI, Jeffrey Franks, explicó el prefecto de Policía de París, Michel Cadot, que se desplazó al lugar de los hechos.
En declaraciones a los medios, Cadot subrayó que la vida de la mujer no corre peligro, que la explosión no le afectó a ninguno de los órganos vitales y que, más allá de su persona, «los daños están bastante limitados».
En cuanto al paquete, que había llegado por correo, dijo que «parece un artefacto pirotécnico o un petardo».
En el momento de la explosión, había tres personas en la oficina. La investigación se ha encargado a los servicios secretos y a la Policía Judicial.
El suceso se produjo en el edificio que el FMI comparte con el Banco Mundial en la avenida de Iena, en el distrito XVI de la capital francesa, que alberga numerosas embajadas.
El edificio fue evacuado con carácter preventivo y se estableció un perímetro de seguridad.
En una primera reacción antes de que se conocieran los detalles del suceso, el presidente francés, François Hollande, dijo durante una visita al departamento de Var (sureste) que había que hablar de «atentado, no hay otras palabras».
«Más allá de la solidaridad» con la persona herida -agregó- «debemos encontrar todas las causas y dar con los culpables (…) y lo haremos hasta el final».
El jefe del Estado consideró que este suceso pone en evidencia que «seguimos siendo objetivo» de ataques terroristas, y descartó que el estado de emergencia, que está en vigor desde los ataques yihadistas de París del 13 de noviembre de 2015, no se levantará por lo menos hasta el 15 de julio.
Indicó que serán las nuevas autoridades que salgan de las elecciones presidenciales y legislativas de esta primavera las que decidan una eventual prórroga, pero en cualquier caso insistió en que «hay que mantener un nivel elevado de vigilancia y de presencia».