El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alertó hoy que el terremoto de magnitud 7,8 que el pasado 16 de abril azotó partes del norte de la costa ecuatoriana ha destrozado 280 escuelas y dejado temporalmente sin acceso a la educación a 120.000 niños.

Unicef está dando apoyo al Gobierno para que los alumnos de las zonas más afectadas, particularmente Muisne, Pedernales y Jama, instalen medio centenar de barracones para que puedan dar clases a alrededor de 20.000 niños.

La organización cifró en alrededor de 23 millones de dólares la cantidad necesaria para hacer frente a las necesidades de los niños en cuanto a agua, salubridad, educación, sanidad y protección en los próximos meses.

«La educación es un salvavidas para los menores que pasan por el trauma y la destrucción», destacó el representante de Unicef en el país, Grant Leaity, pues «les da una rutina diaria y un sentido futuro para su recuperación psicológica».

Por su parte, el Coordinador humanitario de las Naciones Unidas en Ecuador, Diego Zorrilla, señaló hoy que se trata del mayor desastre en la región desde el terremoto ocurrido en Haití en 2010.

En el sismo, recordó, fallecieron en Ecuador 655 personas, 41 están desaparecidos y hay miles de albergados y heridos.

En su llamamiento a la comunidad internacional, la ONU espera recaudar 72,7 millones de dólares para asistir a unas 350.000 personas durante los próximos tres meses.