La semana pasada, Rusia se convirtió en el primer país del mundo en licenciar una vacuna cuando el presidente del país, Vladimir Putin, anunció su aprobación. Según funcionarios rusos, la vacuna proporcionaría una inmunidad duradera al COVID-19, pero no ofrecieron evidencias.

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Crédito: Shuttersock.

Esta vacuna experimental rusa acumuló más dudas que elogios sobre su seguridad y efectividad, esto debido a que el producto no ha superado aún las pruebas avanzadas exigidas normalmente para demostrar su eficacia antes de autorizarla, una importante infracción del protocolo científico.

Por ello, la oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Europa inició conversaciones con Rusia para tratar de obtener más información sobre la vacuna experimental denominada Sputnik V, desarrollada por el Instituto de Investigación Gamaleya de Moscú.

El instituto anunció que los ensayos de fase III de la Sputnik V empezarían el 12 de agosto en Rusia y en muchos otros países. Funcionarios rusos indicaron que los ensayos correspondientes a las fases I y II se realizaron en un grupo de solo 38 personas; aparentemente la vacuna generó una poderosa respuesta inmune en dicho grupo, sin mayores complicaciones.

Vector viral

Sputnik V es una vacuna vectorial. Este tipo de vacuna consiste en eliminar los genes de la enfermedad peligrosa de los virus, dejando solo una especie de vehículo de transporte del virus o «vector viral».

Estos vectores inofensivos contienen además el material genético correspondiente: si la vacuna se va a dirigir contra la viruela, se añade un gen de la viruela al genoma del virus vector y, en el caso de las vacunas contra el SARS-CoV-2 (causante del COVID-19), se añade un gen de coronavirus en consecuencia.

El cuerpo de la persona vacunada reconoce el material genético introducido como un cuerpo extraño y genera anticuerpos y células T específicas contra este. Por lo tanto, el antígeno de la vacuna es producido por las propias células de la persona vacunada.

Si se utilizan vectores ya conocidos, como ahora en Rusia, se ahorra tiempo, ya que su seguridad ya ha sido probada. No obstante, las vacunaciones contra los vectores siempre pueden tener efectos secundarios, por ejemplo cuando el sistema inmunológico ataca a los vectores.

Los estudios con los detalles sobre los ensayos de la vacuna Sputnik V (Gam-COVID-Vac Lyo, por su nombre científico) no han sido publicados, lo que genera dudas entre la comunidad científica.

La apuesta china

El hermetismo ruso con Sputnik V haría pensar que otros países como China van en la misma línea. Sin embargo algunas empresas chinas han mostrado un poco más de apertura a la hora de informar sus propuestas.

La farmacéutica estatal china Sinopharm está llevando a cabo en Emiratos Árabes Unidos la tercera fase de pruebas de su vacuna experimental para el COVID-19. Según un estudio publicado en The Journal of the American Medical Association en base a los ensayos clínicos de las fases 1 y 2, “la vacuna candidata de Sinopharm es segura y genera una respuesta inmune”.

La investigación de Sinopharm incluye datos sobre 320 voluntarios de entre 18 y 59 años, de los cuales 96 participaron en ensayos clínicos de la fase 1 y 224 tomaron parte en la fase 2.

Los resultados mostraron que la vacuna indujo eficazmente anticuerpos neutralizantes en los voluntarios y demostró una buena inmunogenicidad, es decir la capacidad de una sustancia para desencadenar una respuesta inmune.

Nota Original: El Universo – LINK