Expulsado de Palmira y de Al Qaryatayn (centro) y a la defensiva en la provincia de Alepo (norte), el EI lanzó el lunes una ofensiva en la región de Dmeir, al noreste de la capital Damasco, en donde secuestró a más de 300 empleados de una cementera, según la agencia oficial siria Sana.
«La empresa indicó al ministerio sirio de Industria que por ahora no ha podido entrar en contacto con las personas secuestradas», indicó Sana.
Un responsable administrativo de esta planta privada, la única activa en el país, confirmó que la compañía «perdió contacto» con sus obreros.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), 35 combatientes del EI y 20 miembros de las fuerzas del régimen han muerto desde el lunes en Dmeir.
La localidad está dividida entre las zonas que controla el EI al este y las posiciones rebeldes en el oeste, pero el aeropuerto militar y las plantas de electricidad siguen en manos del gobierno.