En esta obra se invierten 110.000 dólares y los trabajos registran un avance del 90%. Aquí laboran, de lunes a viernes, 14 obreros y 3 técnicos.
Los trabajos comprenden, entre otros, los siguientes frentes: impermeabilización de la cubierta, limpieza de la fachada principal y la pintura exterior del templo mediante una ejecución respetuosa que conserva la tipología y morfología original utilizando materiales similares a los originales.
Adicionalmente, el IMP realizó el mantenimiento y mejoramiento del sistema de iluminación ornamental del templo, limpieza y mantenimiento del sistema de evacuación de aguas lluvia, rehabilitación de la plaza y torre del campanario.
También se realiza el resane de los muros perimetrales del templo que terminará con un proceso de hidrofugación para evitar que las mamposterías de ladrillo sean afectadas por los constantes cambios climáticos.
En el espacio público se ejecutan trabajos de resane de los bordillos, mantenimiento de las bancas de piedra y escalinatas, así como la recuperación del espacio verde.
Al inicio de la intervención el templo, en términos generales, estaba en regular estado de conservación, no existía peligro eminente de colapso pero presentaba afectaciones en el entorno urbano. La cubierta tenía deslizamientos y daños en los recubrimientos que generaban goteras y filtraciones al cielo raso, la fachada de piedra estaba lleno de vegetación y hongos, la puerta principal de madera deteriorada, los canales y bajantes de agua lluvia en mal estado así como la torre del campanario con acumulación de vegetación y el desprendimiento de pinturas y enlucidos.
Una iglesia con diseño arquitectónico singular
El templo es de una sola nave, cuenta con planta en cruz latina de casi 60 metros de largo y su única nave tiene cúpula nervada, en el crucero con linterna que descansa sobre cuarto arcos torales.
La cubierta en nave y transeptos es abovedada. El coro se levanta sobre la bóveda de crucería. Los materiales usados en la construcción del templo fueron: ladrillo, teja y azulejo.
Sus muros están recubiertos de yesería mudéjar. Su expresión es considerada dentro del barroco quiteño, aunque la fachada labrada se ubica en una corriente manierista.
