Cuba lo responsabilizó por la voladura de un avión comercial de Cubana que había despegado de Barbados en 1976, dejando 73 muertos. Fue encarcelado en Venezuela, pero escapó en 1985 y eventualmente se instaló en el sur de Florida.
La Habana también le atribuyó un larga serie de actos «terroristas», incluidos ataques con bombas a hoteles en la capital cubana en 1997 en los que murió un turista italiano.
Sin embargo, el militante anticastrista nunca fue juzgado por esos actos en Estados Unidos, donde residió hasta el fin de sus días.
Padecía cáncer de garganta hace unos cinco años. Lo sobreviven sus dos hijos y su esposa.
Anticastrista desde joven
Nacido en Cienfuegos, Cuba, el 15 de febrero de 1928, Posada Carriles se opuso al gobierno de la Revolución cubana desde su inicio y escapó de su país hacia Estados Unidos, donde adquiriría un papel clave entre el exilio cubano de Miami.
En 1961 se alistó como voluntario para invadir la isla por Bahía de Cochinos, en una acción auspiciada por la CIA, aunque no llegó a entrar en combate porque la invasión fue rápidamente impedida por las fuerzas cubanas.
Dos años después, ingresó al Ejército estadounidense, donde fue adiestrado en operaciones de inteligencia.
La CIA respaldaba entonces los esfuerzos de los exiliados cubanos para derrocar al gobierno comunista de Fidel Castro, pero ese apoyo se hizo menos decidido tras la frustrada invasión de Bahía de Cochinos, y de otros sucesos claves como la Crisis de los Misiles con la Unión Soviética en 1962 o el asesinato del presidente John F. Kennedy en 1963.
No obstante, Posada Carrilles siguió siendo por un largo período de la Guerra Fría un hombre importante para Estados Unidos y un factor de tensión permanente en la relación con Cuba.
Documentos estadounidenses demuestran que Posada Carriles trabajó para la CIA desde 1965 hasta junio de 1976.
Parte de la documentación desclasificada por la CIA, y difundida por el Archivo de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, por su sigla en inglés), indica que Posada Carriles ofreció a esa agencia en los años 60 sus servicios para dirigir a grupos de exiliados que llevarían a cabo acciones militares contra el gobierno cubano.
En una petición bajo el seudónimo «Pete», Posada detalla los armamentos y recursos obtenidos por varias agrupaciones del exilio cubano para realizar infiltraciones militares en Cuba.
Según documentación de la época, en 1967 el agente deja Miami rumbo a América Latina, y mientras mantiene sus vinculaciones con la CIA realiza trabajos en los 70 y 80 para los servicios secretos de Venezuela, Guatemala, El Salvador, Chile, Argentina, además de colaborar en armar a los Contras en la lucha con el gobierno izquierdista en Nicaragua.
Planes para matar a Fidel
Según el gobierno cubano, Posada planeó asesinar a Fidel Castro durante una visita de éste a Chile, en 1971.
Se trataba de un operativo «cuidadosamente planeado» por el entonces agente de la CIA, que asesinaría a Castro con un revólver escondido en una cámara de cine, que portarían «dos testaferros de Posada», acreditados como periodistas venezolanos en Chile, según narró al semanario Granma Internacional el general (r) Fabián Escalante, entonces jefe de la Seguridad del Estado de la isla. El plan fracasó y Fidel Castro -que sobrevivió a numerosos intentos de eliminación urdidos por sus enemigos- murió en 2016 ya alejado del poder, también a los 90 años.
Protegido por sucesivas administraciones estadounidenses, Posada Carriles había logrado evadir durante años las acusaciones y pedidos de extradición de Cuba y Venezuela.
Posada, que tenía fuertes lazos con el por entonces gobierno venezolano, fue absuelto por un tribunal militar. Escapó de la prisión vestido de cura mientras esperaba un segundo juicio en una corte civil.
Pudo llegar a El Salvador, donde ayudó al gobierno de Ronald Reagan y al coronel Oliver North a abastecer a los rebeldes de la Contra nicaragüense contra el gobierno sandinista.
Se trasladó luego a Guatemala, donde en 1990 sobrevivió a un atentado que le dejó cicatrices en la cara y el cuerpo y le alteró permanentemente el habla.
En 2004 fue condenado en Panamá en relación con un atentado fallido contra Castro, pero la presidenta Mireya Moscoso lo indultó por pedido de varios legisladores cubano-estadounidenses de Florida.
Reapareció en Miami en 2005 y fue arrestado bajo la presión internacional para que el gobierno de George W. Bush le aplicara los mismos criterios que a otros presuntos terroristas.
Estados Unidos se negó a entregarlo a Venezuela o Cuba por temor a que fuera torturado. Tampoco lo juzgó por terrorismo sino solo por violación de las leyes de inmigración.
Luis Posada Carriles en una entrevista con la AFP el 19 de mayo de 2003
Sus últimos años
Considerado un héroe por sus colegas del exilio y tildado de terrorista por el gobierno cubano, el polémico Posada Carriles nunca admitió su vinculación a los ataques.
En una entrevista con The New York Times en 1998 asumió la responsabilidad por los ataques en La Habana, en los que murió un turista italiano, pero luego se retractó.
Interrogado por AP sobre esa entrevista Posada dijo que no había escuchado o comprendido las preguntas del Times, después mencionó a su abogado y finalmente se rio y encogió de hombros.
«Su historia es una historia de sacrificio, él sacrificó toda su vida y dejó de pasar tiempo con su familia, por Cuba. Se dedicó totalmente a la causa cubana y es una gran pérdida», dijo a la AFP Johnny López de la Cruz, presidente de la Brigada 2506, una asociación de veteranos de Bahía de Cochinos en la Pequeña Habana de Miami.
Sobre las acusaciones de terrorismo, el coronel retirado del ejército estadounidense, quien se refería a Posada Carriles con su apodo de «Bambi», consideró que «es natural que lo ataquen, Bambi fue un enemigo del régimen cubano».
«Él luchó incansablemente en contra del comunismo y sacrificó su vida en esa lucha y por eso debe ser recordado», dijo de su lado Orlando Gutiérrez, secretario nacional de la agrupación anticastrista Directorio Democrático Cubano, al diario local El Nuevo Herald.
En sus últimos años en Miami, fue uno de los más férreos opositores a la apertura de Washington con La Habana que habían anunciado en 2014 el expresidente estadounidense Barack Obama y el líder cubano Raúl Castro, quien acaba de dejar el poder.
«Con los bandidos no se puede hacer negocios. Nadie puede hacer negocios con los delincuentes, con los asesinos, con los narcotraficantes y esos son Raúl y la caterva que tiene al lado», había dicho entonces Posada Carriles a periodistas.
La apertura fue luego enfriada por el siguiente presidente estadounidense, Donald Trump.
En 1994, Posada Carriles publicó un libro titulado «Los caminos del guerrero», donde afirma que sus operaciones fueron financiadas por la fundación del fallecido empresario cubano Jorge Mas Canosa, uno de los pesos pesados del lobby anticastrista en Estados Unidos.
La Cuban American National Foundation negó que existiera este vínculo, según un reporte de The New York Times de 1998.
Actualmente, los herederos de Mas Canosa desarrollan numerosos proyectos de construcción de infrasestructura en Estados Unidos, entre ellos el proyecto de estadio del equipo de fútbol de la Major League Soccer que quiere crear el británico David Beckham en Miami.
En 2015, el anticastrista había sufrido varias fracturas en un accidente de tránsito en Miami.
Fuente: El Universo