De hecho, la medición que el Ministerio del Interior hizo sobre la violencia muestra que en el primer trimestre de este año aumentaron los asaltos a personas, a locales comerciales, robos de carros y de motos.
Esto ocurre, pese a que en febrero pasado, el presidente Lenín Moreno dispuso aumentar los operativos e intervenciones policiales y militares. Los soldados refuerzan las seguridades en las calles desde el 2010.
El 24 de noviembre de ese año, el Juzgado 22º de Garantías Penales de Pichincha avaló que las FF.AA. realicen operativos para el control de armas y de municiones. Sin embargo, cifras oficiales muestran que la mayor cantidad de asesinatos se perpetra con armas de fuego.
En el 2011, el 66,58% de homicidios se cometió con pistolas, revólveres o similares. En el primer trimestre del 2019 se reportaron 244 homicidios y el 52,05% se produjo con algún tipo de arma de fuego.
Otro porcentaje de muertes violentas se produce con las denominadas armas blancas (cuchillos, desarmadores, etc.), cuyo control también está en manos de Fuerzas Armadas. Los militares dicen que los controles dan resultados.
“Las FF.AA. tienen un cumplimiento permanente de carácter profesional y la función esencial es la protección de la población”, señala el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín. Los ciudadanos piden más vigilancia.
Eso solicitaron, por ejemplo, los comerciantes del Mercado Mayorista Textil. Los vendedores reaccionaron luego de que el 12 de mayo, un hombre atacara con un revólver a una mujer y le hiriera en un intento de asalto.
En un caso más reciente, hace seis días, los agentes capturaron a dos personas que son señaladas por intimidar con armas de fuego y robar locales comerciales. Los sospechosos fueron capturados en las calles Santa María y Diego de Almagro, en el norte de Quito.
Antes de la captura, la Policía receptó una llamada telefónica anónima en la que se alertó sobre cómo operaba la organización delictiva y los golpes que tenía previsto realizar. En uno de los atracos a un local, los hoy detenidos se llevaron USD 700, dos celulares, un reloj y tres cajas de whisky.
Fuente: El Comercio, nota original: LINK