Al menos 23 personas resultaron heridas, dos de ellas de gravedad, y otras 11 fueron detenidas durante la manifestación de este sábado 28 de julio en Hong Kong, que salió adelante a pesar de haber sido prohibida por las autoridades.
En los enfrentamientos con grupos de manifestantes, efectivos antidisturbios utilizaron gas lacrimógeno, granadas de esponja de 40 milímetros, munición no letal para control de masas, y balas de goma.
En un comunicado emitido, la Policía considera que usaron la «fuerza apropiada», mientras que la ONG Amnistía Internacional culpa a las fuerzas de la ley de «inflamar la tensión de la situación en vez de reducirla».
El director de la organización en Hong Kong, Man-kei Tam, añade que «si bien la Policía debe poder defenderse, se vieron repetidamente ocasiones en las que los agentes eran los agresores, golpeando a manifestantes que se retiraban, atacando a civiles en la estación de metro y tomándola con periodistas».
Los once detenidos son hombres de entre 18 y 68 años, acusados de delitos como manifestación ilegal, posesión de armas ofensivas, ataque a agentes y agresión.
Aparte de las reclamaciones habituales en estas protestas, los ciudadanos quisieron expresar su malestar por la escasa asistencia policial durante aquel evento; en la jornada de ayer, el número de efectivos desplegados superó los 3.000, incluyendo agentes antidisturbios.
La reacción oficial del Gobierno, publicada esta madrugada, expresa «profunda decepción» y afirma que «tras la marcha, algunos manifestantes radicales cargaron violentamente contra los cordones policiales, vandalizaron un vehículo policial y cortaron carreteras».
Fuente: EFE, aliado estratégico de FM Mundo