Según los mensajes enviados por teléfono móvil, interceptados por los servicios de inteligencia mexicanos y publicados hoy por el diario El Universal, el abogado Andrés Granados le pregunta el 12 de julio a la intérprete si ya está enterada de la noticia.
Granados le dice que está «festejando» y la actriz le responde que ella «más».
El nombre de la intérprete de 43 años salió a relucir el fin de semana pasado cuando la revista Rolling Stone publicó el relato del actor estadounidense Sean Penn de un encuentro con Guzmán en el oeste de México a principios de octubre pasado cuando estaba prófugo de la justicia.
Según Penn, el encuentro fue propiciado por la actriz, a quien el narcotraficante -según el Gobierno mexicano- había pedido que se encargara de llevar a cabo su película autobiográfica.
En su primera comunicación pública desde que se revelara su relación con el capo, Del Castillo anunció el miércoles pasado en Twitter que contará «su versión» de lo sucedido y aseguró que se han fabricado «historias falsas» para «distraer» a la gente «del verdadero tema».
Este sábado escribió en su cuenta de Instagram: «Do you really think I’stressed?» (¿De veras creen que me estresé?) y publicó una imagen de un pequeño ratón blanco mirando a la cámara con la leyenda «¿Por qué me preguntas si estoy un poco estresado?».
Guzmán estableció comunicación con Kate del Castillo después de que en 2012 ella publicara una carta en Twitter en la que pedía al capo convertirse en un «héroe» y hacer el bien.
Tras leer esa mensaje, un abogado de Guzmán pidió a la intérprete su dirección para enviarle unas flores de parte del narcotraficante y luego, cuando fue detenido en febrero de 2014, hubo un intercambio epistolar entre ambos mientras él estuvo preso.
A partir de su huida el 11 de julio pasado se intensificaron los contactos hasta que se concretó el encuentro de octubre, en el que ella sirvió de traductora entre Guzmán y Penn.
La comunicación entre ambos continuó al menos hasta noviembre pasado, según los mensajes vía teléfono celular interceptados por los servicios de inteligencia y filtrados a la prensa mexicana.
Según el Gobierno mexicano, esos contactos contribuyeron a dar con el paradero del delincuente más buscado del mundo, capturado el pasado 8 de enero en su estado natal de Sinaloa y recluido en la misma prisión de la que se escapó la última vez, hace seis meses.