El papa Francisco ofició una misa de Jueves Santo en una Basílica de San Pedro vacía, elogiando a médicos, enfermeras y sacerdotes que arriesgan sus vidas para ayudar a las víctimas del coronavirus, llamándolos los “santos de al lado”.
“En estos días, más de 60 (sacerdotes) han muerto aquí, en Italia, en el cuidado de los enfermos en los hospitales. Junto a los médicos y las enfermeras, son los santos de al lado”, dijo.
La misa, que recuerda la última cena de Jesús con sus apóstoles la noche previa a su muerte, habitualmente se realiza en una basílica repleta con hasta 10 000 personas, incluidos cardenales, obispos y los fieles. Pero debido a las restricciones aplicadas para contener la propagación del coronavirus, la misa se realizó en un altar secundario, atrás del principal que suele utilizar el santo padre, y a ella asistieron solo dos decenas de personas, incluidos unos pocos colaboradores, monjas y un pequeño coro.
Todos cuidaron la distancia social –la mayoría estaba sentada solo en un banco– en la iglesia más grande de la cristiandad. El servicio fue transmitido en vivo a los fieles a través de televisión y de internet, lo que se ha vuelto lo normal para las liturgias de esta Semana Santa.
La tradicional procesión del viacrucis de Viernes Santo, en torno al antiguo Coliseo Romano, no se realizará por primera vez en décadas. Será remplazada por una pequeña versión en el atrio de la Basílica de San Pedro. Tampoco se realizó el lavado de pies.
Fuente: El Universo – Nota Original: aquí