Italia prepara sus planes para la reapertura gradual del país desde el 3 de mayo, cuando expiran las restricciones para contener la pandemia de coronavirus, que ya ha infectado a 178 972 personas y ha causado más de 23 mil muertos pero que este domingo siguió a la baja.
El primer ministro Giuseppe Conte ha reunido por videoconferencia al comité científico y económico para analizar el modo en que se afrontará ese proceso, conocido como «Fase 2».
Las autoridades trabajan en un «programa nacional para reanudar buena parte de las actividades productivas en condiciones de máxima seguridad«, según indican fuentes del Ejecutivo, que apuntan como prioritarias a la industria, la logística y los transportes.
Pero esta fase solo siempre que la pandemia de muestras de mejorar pues, aunque se cree que las restricciones y el confinamiento están funcionando, sus efectos aún «no son suficientes» para aflojar esas medidas.
Peticiones de las regiones
En los últimos días se habían producido divergencias acerca de los plazos para la reapertura entre el próspero e industrializado norte, la zona más afectada por la pandemia, y el sur, una zona más pobre pero mucho menos azotada y que teme un aumento de los focos de infección.
La pugna la han mantenido abiertamente el gobernador de la septentrional Véneto, Luca Zaia, partidario de «encender el motor» productivo del país cuando antes, y el de la sureña Campania, Vincenzo De Luca, dispuesto a evitar la llegada de gente del norte.
El Gobierno central se reunió anoche con los representantes de las regiones y recibió una lista de cuatro peticiones para tenerlas en cuenta de cara al plan de reapertura del país.
La Conferencia de las Regiones y de las Provincias Autónomas cree que se necesitan instrucciones a nivel nacional muy precisas para el desbloqueo, contemplando eso sí cierta autonomía para que los gobiernos regionales legislen en función de sus particularidades.
Por ejemplo consideran que todos los italianos deberán usar dispositivos de protección personal, se deben impulsar test en masa y usar aplicaciones de trazado de contactos, además de regular los precios de estos materiales.
En segundo lugar ponen la atención en las ciudades, donde la vuelta al trabajo deberá ser gradual, la movilidad de la población tendrá que ser segura, adecuando el transporte público, y ven conveniente regular el horario laboral para evitar aglomeraciones.
Y consideran que «es necesario posponer la movilidad entre las regiones», un tema clave en el proceso de reapertura.
En tercer lugar se planteó la posibilidad de que desde el próximo 27 de abril se reanude el sector de la construcción, también las obras de reconstrucciones de los terremotos de 2016, así como en las factorías «más expuestas a la competencia internacional».
Por último las regiones proponen la «progresiva recuperación» de la vida social de los niños y piden planes para afrontar la apertura de escuelas en total seguridad.
Últimos datos de la crisis en Italia
Los últimos datos de la Protección Civil sugieren una tendencia a la baja de la emergencia. Los fallecidos en Italia con coronavirus son ya 23 660, tras registrarse 433 nuevas muertes en el último día, pero esta es la cifra más baja de toda esta semana.
Los casos totales de contagios (la suma de curados, muertos y enfermos) desde que se detectó el brote en Italia el 21 de febrero se sitúan en los 178 972, lo que supone un aumento de 3 047 infecciones en las últimas veinticuatro horas.
Pero se ha reducido la presión en los hospitales italianos, a menudo al borde del colapso. Y al descenso de las personas enfermas se suma la curación de 2 128 personas en las ultimas 24 horas.
Cuarentena en el mar
Los migrantes que son rescatados en el Mediterráneo Central no son ajenos a la situación que se vive en tierra. Ante las costas de la ciudad siciliana de Palermo (sur) permanece anclado un ferri con 181 migrantes salvados en los últimos días en el mar y que deberán guardar a bordo una cuarentena de dos semanas antes de ser recibidos en suelo europeo.
Los últimos en llegar, este domingo, fueron 34 personas salvadas el pasado lunes por el barco humanitario Aita Mari de la organización española Salvamento Marítimo Humanitario, que se suman a otras 147 llevadas al ferri por la ONG alemana Sea Eye.
Tanto Italia como Malta han cerrado sus puertos, declarándolos no seguros, a los migrantes salvados por los migrantes rescatados en el mar por naves extranjeras, debido a la crisis del coronavirus.
Fuente: El Universo-Nota Original: LINK