Unos 300 vecinos de una veintena de comunidades colocaron piedras y ramas de árboles en la carretera entre Tegucigalpa y Olancho, a 10 km al este de la capital. El domingo 3 de mayo “vinieron a enterrar un cadáver, venían con todas las medidas de seguridad pero si los familiares (contagiados) vienen a comprar a una pulpería, nos van a contagiar”, se quejó uno de los manifestantes que rehusó identificarse, en declaraciones al telenoticiero Hoy Mismo de Canal 3 de la televisión local.
Ese manifestante añadió que en otros lugares cercanos de Tegucigalpa los vecinos rechazaron los entierros y no permitirán que lleven víctimas del nuevo coronavirus, por lo que estarán en alerta para impedirlo. El viceministro de Salud, Roberto Cosenza, dijo que en varias zonas de Honduras pobladores “no han dejado pasar las carrozas fúnebres que van para ciertas comunidades y el familiar tiene que andar con el cadáver” buscando dónde enterrarlo.
Cosenza deploró que hay familiares de personas que mueren en Tegucigalpa y San Pedro Sula, la segunda ciudad del país, que han querido llevar a los muertos a sus lugares de origen para sepultarlos, pero los vecinos lo impidieron. También explicó que en algunos casos los propios familiares han rechazado a los muertos por temor a ser contaminados, pese a que los entregan herméticamente sellados.
“A las autoridades de salud nos ha tocado ir a los cementerios” a enterrar cuerpos, indicó el viceministro. Cosenza advirtió que “el virus llegó para quedarse” y las autoridades tendrán que concientizar a la población sobre las medidas protección para que permitan los entierros. Honduras registró hasta este lunes 1 055 contagios de covid-19, con 82 muertos. Cerca del 40% de las pruebas que se realizan diariamente resultan positivas, según las autoridades.
Nota Original: AFP – LINK